DESDE EL VIGÍA

Contrastes

Por Editorial El Vigía
jueves, 24 de junio de 2021 · 00:00

Baja California es el santuario de los migrantes mexicanos, y el Valle de San Quintín es el ejemplo más claro, pues la mayoría de sus habitantes son jornaleros indígenas oriundos de Oaxaca, Michoacán, Guerrero y Chiapas, quienes en la zona sur de esta entidad fronteriza obtienen un mejor salario que en sus lugares de origen; y lo mismo ocurre con los trabajadores del magisterio, porque aquí son muy bien pagados en comparación a lo que percibe un docente del centro-sureste del país.

Sin embargo, esta masa población requiere de un lugar digno donde vivir, así como atención médica y los servicios básicos, como suministro de agua, seguridad, alumbrado y espacios de esparcimiento, condiciones que en sus estados no reciben, pero que aquí sí exigen.

No obstante, en América Latina y el Caribe, uno de los tres países con mayor desigualdad salarial es México, donde un porcentaje menor de la población concentra los mayores ingresos, de acuerdo con datos de Naciones Unidas.

El “Informe Regional de Desarrollo Humano” del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) destaca que la pandemia de Covid-19 profundizó las ya de por sí grandes desigualdades de la zona.

Son indicadores reveladores la desigualdad salarial y la concentración de ingresos por parte de las personas más ricas que, según el informe, sucede con mayor fuerza en México, Brasil y Chile.

“Aunque el 1 por ciento más rico representa una pequeña parte de la población, controla una proporción muy grande de los recursos totales y, por tanto, es una pieza clave para entender la desigualdad. Entre los países de América Latina analizados, Chile, México y Brasil tienen la mayor concentración de ingresos: el 10 por ciento más alto captó más del 57 por ciento de los ingresos nacionales y el 1 por ciento más alto, más del 28 por ciento, en 2019. La concentración del ingreso en estos países es persistentemente alta y/o aumenta en el tiempo”, señala.

En el caso de México, según el documento, el 10 por ciento más alto de la población capta el 59 por ciento de los ingresos del país, mientras que el 1 por ciento, 29 por ciento.

El PNUD destaca que la región se encuentra en una “trampa de desarrollo”, en especial por dos características que no se han alterado en los últimos años: la desigualdad y el bajo crecimiento económico.

La región es la segunda más desigual del mundo, agrega, y los países que la componen tienen niveles de desigualdad más altos que los de las otras regiones con niveles de desarrollo económico similares.

Se trata de un contexto muy complicado en el que hemos visto cómo la pandemia ha profundizado problemas estructurales de América Latina y Caribe.

Por si fuera poco, América Latina es la región más violenta del mundo, pues concentra 9 por ciento de la población y una tercera parte de los homicidios.

Es evidente entonces que para superar tales circunstancias hace falta mucho más que programas asistencialistas.
 

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