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Votar encabritado

Por Jorge A. Meléndez Ruiz
viernes, 4 de junio de 2021 · 00:00

La era de las redes sociales y la hipercomunicación también es la era del enojo. Un ambiente donde algoritmos refuerzan creencias, dificultan un debate racional de puntos de vista distintos y provocan una polarización extrema. Provocan gritos y sombrerazos.

Y por si esto no fuera poco, falta la pandemia.
Más de un año de vivir preocupados, encerrados, amolados y estresados. Te habrás dado cuenta cómo es cada vez más frecuente ver roces por detalles menores en cualquier lado.

Pues, ¿sabes qué? El enojo puede ser fuente de mejora. Está comprobado que una insatisfacción positiva es necesaria para un proceso de cambio que resista el paso del tiempo.

“Se tienen que cumplir varias etapas para un cambio con efectos duraderos”, explica Carlo DiClemente, sicólogo y profesor de la U. de Maryland. El autor de los libros “Cambiando para Bien” y “Adicción y Cambio” descubrió las 5 etapas para lograr un cambio real:

1. Precontemplación. Se reconoce el problema y se evalúa.

2. Contemplación. Análisis riesgo/beneficio. Se decide actuar.

3. Preparación. Establecer metas y prioridades. Crear un plan de cambio.

4. Acción. Implementar y ajustar según resultados.
5. Mantenimiento. Consolidar el plan al estilo de vida.

Pero, OJO, este enojo tiene que ser bien enfocado.
Algo clave en el ámbito de la política cuando un país está gobernado por un populista, ya sea de derecha o de izquierda.

Y es que el demagogo es un experto en orquestar y provocar enojos que le convienen. En crear ejércitos de zombis encabronados que responden a sus arengas y órdenes, por más estúpidas que sean.

Por eso el populista crea enemigos imaginarios. Por eso divide al país en dos bandos (los buenos que están con él/ella vs. los adversarios malos). Por eso insulta y etiqueta. Y por eso privilegia fake news y crea sus propios datos cuando la realidad le avisa que va mal.

En una elección, todo esto puede reflejarse en un voto encabritado mal enfocado. En un voto que favorece al Tlatoani y que tristemente perpetúa estancamiento y desigualdad.

Te propongo entonces que entre hoy y el domingo que acudas a votar (no dejes de hacerlo, el populista gana si te abstienes) clarifiques muy bien tu enojo, para que así se convierta en una palanca que inicie un cambio realmente para bien y duradero.

Por ejemplo, en mi caso:
* Estoy encabritado de que se ignore a la lógica y la razón.

* Me indigna que se apoye a violadores por ser cuates.

* Rechazo destruir sistemas de distribución de medicinas que funcionaban, literalmente matando a miles.

* Repudio el antiejemplo del Presidente en tantas cosas.

* Me encanija que se vea al empresario como enemigo.

* Se me hace estúpido parar proyectos avanzados por capricho.

* Es abominable que por indolencia no se adquieran las vacunas necesarias. Ah, y me saca chispas una estrategia de vacunación que privilegia lo electoral sobre la salud.

* Lloro por los cientos de miles de vidas perdidas por ignorar la ciencia y las mejores prácticas al enfrentar la pandemia.

* Grito por un sistema educativo que privilegia a sindicatos rijosos sobre el proceso para realmente educar bien.

* Me da rabia que se quiera prender generadoras de luz caras y que literalmente costarán vidas por ser súper sucias.

* Reclamo que se destruya o coopte a instituciones que son dique al mal gobierno.

* Me saca canas verdes que se combatan balazos con abrazos.

* Estoy furioso por tanta y tanta ocurrencia.
* Lamento una corte de lambiscones que no le dicen nada al rey cuando corre desnudo por Palacio.

Y, bueno, ahí le paro. Es sólo una pequeñísima muestra, porque sí, estoy realmente muy enojado y triste por lo que veo en México.

El punto es que tú también hagas tu lista.

Te propongo, pues, que seas dueño de tu enojo.
Que lo identifiques, que lo internalices. Asegúrate que sea tuyo y que no te haya sido impuesto desde algún púlpito mañanero.

Y, luego, vota en consecuencia.
¿Te apuntas para enojarte inteligentemente este domingo?

En pocas palabras...

“No te enojes, mejor véngate”.

Proverbio estadounidense

benchmark@reforma.com 

Twitter: @jorgemelendez

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