LA VERDAD SEA DICHA

Andy

Por: Guillermo Hurtado Aviña
miércoles, 1 de septiembre de 2021 · 00:00

ANDY es un miembro del grupo Templo del Saber de los Sábados, que se reúne con el sabio propósito de arreglar el mundo o, cuando menos, darle una chaineada. Es, además, una persona simpática, carismática, de sonrisa cínica, que se burla de todos, menos de los que le festejan sus puntadas u ocurrencias.

Pero no solo eso, es también mentiroso, cuyas mentiras le festejamos para que se sienta feliz, feliz, es muy echador, pero sabemos que son más las echadas que las que ponen. Anda del tingo al tango, recorriendo todos los lugares para saludar gente, buscando que lo apapachen y le digan “qué bonito soy, qué bonito soy” como diría el finado Paco Stanley.

No para, desde muy temprano sale de su palacio, así considera a su casa en donde vive, se va a trabajar, porque eso sí, es muy trabajador, aunque su trabajo no le rinda y pocos se lo aprecien; disfruta la vida a su manera.

Hace más o menos una semana, hizo que sus compañeros del Templo del Saber, nos destornilláramos de risa, cuando con una sonrisa de oreja a oreja, nos diera la noticia de que está por presentar su libro que, según él, es el número 21.

Naturalmente, entendimos que era una de sus múltiples mentiras, pero no, cambiando su sonrisa por un gesto de molestia, nos dijo que juraba por las cenizas de su padre, que no ha muerto pero que fuma mucho, que era la mera verdad la existencia de sus 20 libros, y del 21 que estaba próximo a presentar.

Dicho lo anterior, nos pusimos serios, y le dijimos que como vacilada se lo aceptábamos, pero que no le criamos ni el bendito, pues cómo era posible que fuera escritor si su preparación académica no le daba para tanto y, además, si todo el tiempo andaba ocupado en sus cosas, en su politiquería…porque le encanta la política.

Uno de los compañeros, con antecedentes de escritor, le dijo, “mira Andy, para escribir un libro, no se digan veinte, se requiere conocimiento del tema, meditación para ordenar las ideas, tiempo, bastante tiempo, para sentarse a escribir, revisar y revisar lo escrito, y atender detalles que surgen cuando se escribe un libro, y tú, francamente te lo digo, no tienes las condiciones de escritor, vamos, ni siquiera tiempo, así que esta mentira no te la aceptamos”.

Otro de los presentes le dijo que su caso era idéntico a aquél que se dio cuando un ex presidente municipal, cuyo nombre no quiso a decir por tratarse de una persona ya fallecida, incursionó en uno de los periódicos locales, publicando columnas muy leídas, por cierto.

Resulta que en una ocasión, continuó, un periodista muy conocido, Manuel Trejo, con prestigio a toda prueba, mostrándole la columna publicada del ex presidente, le preguntóؚ su opinión sobre ella, a lo que respondió que le parecía muy buena, que no se imaginaba que el firmante de tal columna tuviera esos alcances. El periodista, a su vez, le dijo, “no, él no la escribió, él no escribe, la columna la hago yo, la firma él, y me gano una buena lana”.

Al escuchar lo narrado por el compañero, todos los presentes dijimos a una sola voz, ¡ANDY PAGÓ A UN ESCRITOR PROFESIONAL PARA QUE LE ESCRIBIERA LOS LIBROS! Andy se sonrojó, se paró, y se fue sin decir ni una palabra. ¿Qué triste, verdad?
 

...

Comentarios