LA VOZ DE LA INDUSTRIA

La ambigüedad de la cultura mexicana

“No hay barrera, cerradura, ni cerrojo que puedas imponer a la libertad de mi mente” Virginia Woolf Por: Luis Guerrero*
miércoles, 15 de septiembre de 2021 · 00:07


Me motiva mucho cuando un cliente solicita uno o varios libros por medio de las redes sociales o la página oficial de mi librería digital. Dos mundos se unen, el virtual y el análogo.

Entonces imagino las sorpresas, encantos o desencantos con los que el lector se encontrará. Brinda esperanza saber que una persona más conocerá nuevas historias.

Por desgracia, leer sigue siendo un acto de rebeldía y no es considerado un buen hábito en diversos hogares mexicanos. Se sigue viendo la lectura como un tabú incluso: “sólo los estudiantes leen”, “los intelectuales leen” o “la gente con dinero lee”.

Si bien no hay etapa más relevante para hacer de la lectura una rutina, donde veo mayor área de crecimiento en este contexto es en los niños y en los menores de 30.

En México la práctica de la lectura en los jóvenes declinó considerablemente. En febrero de este año el INEGI publicó el Modulo sobre la Lectura 2016 a 2021 que dice: “el 71.6% de la población de 18 años y más que saben leer un recado (alfabetas) declararon leer alguno de los materiales considerados por MOLEC que son: libros, revistas, historietas y páginas de Internet, foros o blogs”, sin embargo, cinco años atrás el porcentaje era de 80.8%.

La parte significativa de esta encuesta es que arrojó que en los jóvenes creció el gusto por leer libros, por encima de historietas o blogs.

Las personas que participaron destacaron que no leen por “falta de tiempo”, “por falta de interés, motivación o gusto por la lectura” o “por falta de dinero”. Importantes revelaciones, porque implica una oportunidad para modificar esas conductas y en ello, nos podemos involucrar todos.

Debemos alejar la lectura del lujo, evitar criticar a los que no leen y dejar de enaltecer a los que sí lo hacen sólo porque el hecho en sí.

Despertar la curiosidad
En lo particular me gusta leer temas de desarrollo personal y empresarial, los tópicos sociales también me interesan, saber más del feminismo o de las desigualdades y cómo me puedo involucrar para aportar.

Es gratificante que mediante la lectura se mejora la comunicación entre las personas, se crea un vínculo creativo para compartir sensaciones o debatir, porque se vale estar en desacuerdo por un libro.

La lectura despierta nuestra curiosidad, nos libera, nos ayuda a estar informados, a ser críticos y analíticos, aumenta nuestro vocabulario y nos provoca placer. A nivel físico, estimula el cerebro, mejora el sueño, reduce el nivel de estrés... En fin, los beneficios que obtenemos son palpables y medibles.

Esta época nos revoluciona a todos. Nos exige adaptarnos a procesos y actividades nunca antes exploradas, no obstante, podemos retomar prácticas que parecen sencillas pero que aportan mucho, una de ellas es la lectura.

Merecemos y las nuevas generaciones merecen tener momentos para disfrutar de un buen libro: olerlo, pasar la hoja, dejar que las letras nos sorprendan. Conocer los universos de autores nuevos y de otros tiempos; involucrarnos en esas historias que nos inspirarán a ser mejores.

Cada día podemos aprovechar para incentivar en los que vienen detrás, el gusto y amor por la lectura.

*Librería Kenaz
 

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