DE NIÑOS Y OTROS ENREDOS

Una golondrina no hace verano: un síntoma no es una enfermedad

Por: Dr. Enrique Sicardi Aragón*
jueves, 2 de septiembre de 2021 · 00:00

Este popular dicho, lo aplico con frecuencia en mi consulta. Siento que en esta INFODEMIA: epidemia de tanta y diversa información y muy facilitada, en lugar de darnos tranquilidad nos ha sumido en angustias, ya que nos enteramos de lo que nos pudiera pasar y mucho de lo que se nos informa, muy distante está que nos llegue a suceder.

Esto ha propiciado ansiedad en un alto porcentaje de las personas. En muchas ocasiones, corren al médico y cuando tienen oportunidad de pagar un servicio particular y si el galeno es de perfil ético, les orientará y tranquiliza; si es de sesgo comercial, solicitará estudios y bombardeará con diferentes productos; y si acuden a los servicios públicos, a estos los saturan de más y muy probablemente, el médico al no notar nada grave, sólo les dé un placebo que en muchos casos terminará con el enojo y quejas del paciente y, al final de cuentas, en la inmensa mayoría de los casos, el resultado será lo mismo: la solución del motivo de la angustia (signo o síntoma) con o sin medicamentos, molestia que remitirá en el tiempo que el cuerpo tarde en estabilizarse.

Recordemos que hay signos que son datos objetivos: fiebre, vómito, diarrea, convulsiones, etcétera, y hay síntomas que son datos subjetivos: dolor, comezón, pérdida de olfato, trastornos visuales, mareos, etcétera. El conjunto de ellos puede hablar de una enfermedad.

Un solo síntoma, independientemente del que sea, no es sinónimo de una enfermedad, nos preocupa cuando al mismo tiempo tenemos varios de ellos y si durante la exploración detectamos algún(os) signo(s), hasta entonces hablamos de alguna enfermedad.

Por otro lado, también nos debe preocupar como pacientes o como médicos, la persistencia de un solo síntoma que no cede, que es continuo y que es cotidiano, pero si unos días está y otros no, o si a veces es fuerte y a veces es leve......… dicho síntoma puede tener otras implicaciones y ahora con tantas cosas que nos ha generado la INFODEMIA, no es nada raro que somaticemos, o sea, las angustias las canalizamos hacia algún órgano o zona anatómica. La psique es tan poderosa, que nos puede enfermar: enfermedades psicosomáticas.

Decía un amigo, Jaime Garcia Frenkel (QEPD): los pacientes pagan al médico para que éste sea desconfiado, ellos acuden con sus síntomas y el buen clínico tiene que rastrear el origen de ellos. El médico, al cual acudes y te asusta, cuidado, o tiene pobre experiencia o está utilizando tácticas de terror con fines poco éticos y aunque en verdad, el caso sea grave, si te asusta, te está enfermando.

El trabajo de un buen médico es tranquilizar, orientar y buscar la más pronta y sana curación.

La fiebre es uno de los síntomas más frecuentes y no es raro oír al paciente decir: ¿me dará un antibiótico? La fiebre tiene muchas causas, desde la falta de líquidos pasando por motivos virales, bacterianos, digestivos, inflamatorios hasta llegar a procesos oncológicos.

El dolor de cabeza, creo que es el síntoma que más fielmente nos acompaña (el día que a mí no me duele, hasta me preocupo jajaja), pero si éste es cotidiano, a la misma hora, con algunas características, que va en aumento; es importante tomarlo en cuenta ya que hay enfermedades que se manifiestan muy sutilmente.

Una de las causas de mi casi cotidiano dolor de cabeza, es saber que el pueblo tiene sed, tiene hambre, tiene dolor y se está poniendo febril, eso me preocupa porque no es un síntoma aislado, eso ya es una enfermedad crónica, evolutiva y que los que trabajamos por el bien de México no queremos que sea mortal, ahora me pregunto: ¿Quién podrá ayudarnos?, sólo falta que me digan: ¡El Chapulín Colorado!

Ni rezos ni sacrificios quitan lo que angustia. El cuidarnos y disfrutar nuestros momentos, eso nos da dicha y es lo que trasmitimos.

*El autor es médico pediatra

sicardi53@gmail.com

 

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