DE NIÑOS Y OTROS ENREDOS

El baño en la salud

Una de las cosas más afortunadas que te pueden suceder en la vida es tener una infancia feliz Agatha Christie Por: Dr. Enrique Sicardi Aragón*
jueves, 23 de septiembre de 2021 · 00:00

Desde tiempos remotos y en diversas culturas, el uso del baño con fines medicinales ha estado presente. En las culturas prehispánicas, el baño y en especial el uso de vapor (temazcal), además del uso higiénico, tenía implicaciones espirituales y terapéuticas. Los españoles se asombraban del uso frecuente del aseo de la piel de los autóctonos y éstos, repudiaban la hediondez de aquellos, en los cuales el baño, no era esencial ni frecuente.

Aún hoy no podemos dejar de apreciar su valiosísimo uso terapéutico y en este sentido, los abuelitos comúnmente lo recomendamos para tratar fiebre, dolores, cansancio, inductor del sueño, reconfortante, etcétera.

Mi esposa decía a mis hijas: si después de un baño no mejoras, entonces ya veremos qué sigue y ellas contestaban: tú todo lo curas con baño y si no mejoro, mi papá solo quiere que tomemos mucha agua.

Hablemos pues del baño como higiene, especialmente, en los bebés:

Para los recién nacidos, en nuestro entorno ha sido una costumbre bañarlo en cuanto nacen, situación no recomendable, ya que interrumpen esos preciosos instantes del reencuentro madre-hijo y sobre todo, después del difícil momento del nacimiento, amén de que con el baño le quitan los aceites protectores propios de la piel y muy en especial, retiran el olor del líquido amniótico que sirve de estímulo olfativo al bebé para que encuentre el seno materno.

Se sabe que las glándulas de la areola secretan líquido con olor similar al del líquido de la matriz (amniótico). Usar jabones aromáticos, talco, crema y hasta loción en cuanto nace, es grato para los adultos pero totalmente anormal para el bebé y eso, el niño no lo requiere y puede ser hasta riesgoso (alergias, sarpullido).

Es muy recomendable bañar al bebé hasta llegar a casa e idealmente por los padres o abuelas. En ocasiones han recomendado se dé el primer baño una vez que caiga el cordón umbilical (muñón) y este puede tardar en caer más de 10 días, en el mejor de los casos 5 a 7 días.

Esto también es riesgoso, ya que sabemos que la piel del bebé es inmadura y hay familias que sobre cobijan al menor y si el entorno no es muy higiénico, lo estamos exponiendo a problemas infecciosos, mínimo, estará incómodo.

En lo personal, yo recomiendo que el primer baño del bebé sea dado en un entorno tranquilo, agradable y cariñoso, lo que resultará ser altamente gratificante para todos. Si la familia decide que sea, uno, dos o más días después, habrá que recomendarles mantener la piel fresca, aseo de zona del pañal y pliegues cutáneos y muy especial higiene en el ombligo, que deberá estar seco y en medida de lo posible, libre de gasa, algodón o faja, lo que propiciará su pronta desecación y desprendimiento.

Aunque la calidad de nuestra agua dista mucho de ser la ideal, el baño del bebé sano, no requiere de agua especial, ni tizanas, mucho menos de productos caros o sofisticados, él solo requerirá de jabones neutros, evitando todo tipo de productos comerciales, los cuales se promueven bien y en la mayoría de los casos, son totalmente innecesarios.

Es muy recomendable evitar que durante el baño trague agua, podemos limpiar su cabeza con agua purificada, así mismo se sugiere que el agua no sea muy caliente ni muy prolongado el baño, sino corto y tibio, el baño prolongado y caliente deseca las capas superficiales de la piel a cualquier edad.

En cuanto a la frecuencia del baño tampoco hay nada estricto, puede ser diario o cada tercer día y hasta varias veces al día, todo depende de las condiciones climáticas y de condiciones agregadas y aquí es oportuno hablar de otras edades.

Esos niños tipo “Pepa Pig” por supuesto que habrá que bañarlos en cuanto regresan de brincar en el lodo y hasta tentados a meterlos a la lavadora, obviamente, no lo hagan.

El horario tampoco tiene que ser a una hora específica, solo recordemos que el cuerpo mojado pierde más fácil temperatura, la recomendación es evitar los enfriamientos y sus cambios bruscos, esos sí propician problemas.

Y por último, no hay nada verdadero con relación al baño y los alimentos, todo eso ha sido un mito, lo mismo que lo relacionado con evitar que los niños usen alberca cuando han comido, puras patrañas, otra cosa es comer y esfuerzos competitivos.

Si el niño un día no se quiere bañar, déjelo, no pasa nada. Yo estoy a favor del baño frecuente, pero también estoy a favor de que al niño se le permita disfrutar: primero no quieren bañarse y después no quieren salirse de la tina. La infancia pasa y no regresa.

*El autor es médico pediatra

sicardi53@gmail.com

 

...

Comentarios