PSICOLOGÍA INFANTIL

El dibujo infantil, un recurso muy valioso

Por: Laura Elena Beltrán Padilla*
jueves, 23 de septiembre de 2021 · 00:00

Uno de los instrumentos proyectivos más utilizados, en psicología infantil, es la producción gráfica: Los dibujos van tomando forma y sentido con el paso del tiempo. El niño, desde temprana edad, ya es capaz de tomar la crayola para realizar un garabato.

Conforme va creciendo y madurando, sus movimientos motores finos van siendo cada vez más organizados: el cerebro, la genética y el ambiente van haciendo lo suyo. Por ello, detalles agregados u omitidos indican un perfil de madurez y desarrollo emocional. Son recursos muy apreciados para el analista y, más aun, para el pequeño “artista”.

El menor, por lo general, no se siente “evaluado” ya que es una actividad, hasta cierto punto, no intrusiva. Este recurso es muy utilizado en el ámbito clínico, educativo y forense. Una de las grandes precursoras, quien nos dejó gran legado, fue la Dra. Elizabeth Koopitz con los test de la Figura Humana, Familia, Casa y Árbol, dirigido a niños de 5 a 12 años.

El niño proyecta sus capacidades, no sólo en lo cognitivo sino además en lo emocional: ansiedad, miedo, inseguridad, desvalorización, represión o, por con el contrario, su valía. La expresión corporal y verbal, motivación o desmotivación, dimensión del trazo e intensidad del mismo, son indicadores que cobran sentido.

Independiente de las habilidades que el niño posea, a quién dibuje y el cómo lo haga, dicen mucho de su psique. Sea un punto, garabato o una hermosa obra, la intención cuenta.

Hay niños de 6 años que realizan dibujos como si tuvieran 10 y niños de 10 que dibujan como si tuviesen 6. Esto se da por varios motivos. Puede estar comprometida la parte intelectual o tener cierta afectación en lo emocional.

Lo que sí, en lo preventivo y en lo terapéutico, no cabe duda, son recursos invaluables. Tanto que forman parte del diario quehacer del especialista y, más aun, ante casos de alto riesgo ambiental y toxicidad.

Recuerdo en mis prácticas del posgrado, en psicoterapia de niños, un caso especial. Estábamos en la llamada “Cámara Gesell”, la cual consta de dos salas, separadas por un vidrio de visión unilateral. Una pequeña, de 7 años, acudió con la madre a sesión.

Había en dicha sala un sinfín de materiales atrayentes. Una compañera, quien era de la procuraduría, ingresó a sesión con ella. La menor observó el espacio, giró su mirada hacia el caballete que estaba cerca.

Inició dibujando trazos que fueron tomando cada vez más forma, realizó un paisaje espectacular de tonos grisáceos y negros, incluyendo truenos y relámpagos, pasando por una gama de colores representando posterior el arcoíris.

Al final, un sendero con el sol saliente le esperaban. Esto, psicológicamente, representaba su duelo, el transitar por un proceso muy difícil. Como antecedente, la pequeña sufrió de abuso sexual, por su padrastro, durante el lapso de dos años.

En el preescolar, era una estudiante ejemplar y en primaria, empezó a bajar su rendimiento al grado de desarrollar un mutismo: dejar de hablar. La madre puso denuncia, en su momento, y se dio inicio al tratamiento psicológico para ambas. La menor a través de terapia del arte, del dibujar, pudo liberar su catarsis.

Así como este, he tenido la oportunidad de conocer e incidir en la vida de tantos pequeños y sus familias. Es algo invaluable el poder “rehabilitar” y generar recursos, de acompañar al niño y su familia en momentos de crisis, ayudar a redescubrirse y darse oportunidad, una vez más, de vivir.

Tengo tantos tesoros guardados, tantos dibujos aunados a una historia de vida. Cada uno, ha dado la riqueza de descubrir un lenguaje. Esa mirada, a través de los ojos, lápiz y papel diciéndome mucho.

*Posgrado en psicoterapia de niños

laurabelpad@gmail.com

 

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