DESDE EL VIGÍA

Verdad lejana

Por: Editorial El Vigía
lunes, 27 de septiembre de 2021 · 00:00

Para los investigadores de la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa, hace siete años, está más que claro que las diligencias que encabezó Tomás Zerón, en el río San Juan de Cocula, en octubre de 2014, fueron fabricadas e ilegales.

La duda que aún tratan de desmarañar es ¿cómo entonces llegó ahí un hueso del estudiante Alexander Mora Venancio?

De acuerdo con fuentes cercanas a la investigación, la línea más sólida de lo ocurrido aquél 26 de septiembre en Iguala, Guerrero, es que los estudiantes fueron separados en diferentes grupos, de entre 10 y 15 personas, ultimados y quemados en “incineradoras”, y luego sus restos esparcidos en diferentes puntos del estado entre los días 27, 28 y 29 de septiembre.

En las indagatorias colaboran seis testigos protegidos, entre ellos perpetradores presos, algunos que no han sido capturados, y los que fueron liberados por jueces debido a que fueron torturados.

Sus declaraciones han sido corroboradas de diferentes maneras, entre ellas la localización de los restos de dos normalistas en la barranca La Carnicería.

Sin embargo, ninguna de las nuevas declaraciones, dicen los investigadores, apunta al basurero de Cocula, donde según la entonces Procuraduría General de la República (PGR) fueron incinerados los 43 normalistas de Ayotzinapa, ni mucho menos refieren que los restos calcinados hayan sido arrojados en el río San Juan, donde supuestamente se halló una bolsa el 29 de octubre de 2014 con el resto de Alexander Mora Venancio.

Al visitar la zona, parece obvia la duda. Para llegar al basurero hay que avanzar varios minutos por un camino de terracería ascendente bastante accidentado, rodeado por maleza que en ocasiones araña los costados del vehículo en el que se llegue.

Se trata de una ladera tan complicada que al llegar al basurero uno se pregunta ¿por qué alguien se molestaría en bajar los restos hasta el río, que no es un afluente caudaloso y que es de mucho más fácil acceso a la población?

Es más, la maleza al costado del camino es tan frondosa que, si se tira algo por ahí, sería muy difícil que fuera encontrado. Justo eso fue lo que ocurrió, de acuerdo con las nuevas investigaciones, a la altura de la barranca La Carnicería.

Las autoridades llegaron ahí sólo porque un testigo colaborador les dijo que en ese punto había tirado un costal con restos humanos. Derivado de esa declaración, un grupo que llegó a ser de hasta 40 personas, entre antropólogos, forenses, peritos, ministerios públicos y elementos del Ejército y la Guardia Nacional, que brindaba seguridad perimetral, trabajó constantemente hasta procesar un área de 8 mil metros cuadrados.

El titular de la Unidad Especial de Investigación y Litigación para el caso Ayotzinapa de la Fiscalía General de la República (FGR), Omar Gómez Trejo, reivindicó la zona como una prueba de que los funcionarios de la antigua PGR habían fabricado la llamada “verdad histórica”.

Otros funcionarios consultados al respecto, se dijeron convencidos de que las diligencias que encabezó Tomás Zerón en el río San Juan fueron fabricadas.
 

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