BARÓMETRO POLÍTICO

Los todólogos de la Administración

Por: Susana Silva Gallardo*
martes, 28 de septiembre de 2021 · 00:00

Fue tan sólo en 2019 que se consolidó una de las grandes reformas de la administración de López Obrador, aquella que traería a la vida una nueva institución dedicada a la protección y preservación de la paz en el país, la Guardia Nacional.

Con ella, se hablaba de un nuevo cuerpo de seguridad pública que pasaba a sustituir el antiguo mando de la Policía Federal, y que a diferencia de este y de los demás niveles -estatal y/o municipal-, estaría ampliamente capacitado en el tema de Derechos Humanos.

A dos años de su creación, esta diferencia que tanto su usó para cabildear la creación de la Guardia Nacional, difícilmente puede calificarse como cierta.

De igual manera, como ya se ha mencionado en este espacio con anterioridad, una de las mayores preocupaciones de integrar un cuerpo de este tipo, fue de dónde provenían sus integrantes.

Organizaciones y asociaciones civiles involucradas en el tema de defensa de Derechos Humanos señalaron que resultaba problemático la conformación de un cuerpo supuestamente de mando civil, cuyos elementos provenían del mando militar, es decir, del Ejército y la Marina.

En principio, la Guardia Nacional parecía más un collage de instituciones donde, si bien respondía a la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, estrategias como el de formación y disciplina o el reclutamiento mismo, eran realizados por la Secretaría de Defensa Nacional y Secretaría de Marina.

De 2019 a 2021, la consolidación de la Guardia Nacional ya es un hecho y a pesar de las reticencias iniciales, poco a poco el uniforme camuflado gris con negro se volvió parte de los paisajes urbanos y rurales en todo México.

En esencia, se habló de la Guardia Nacional como la gran apuesta en contra de la nueva edición de la guerra contra el narcotráfico y los grupos del crimen organizado en México y, a pesar de que en marzo se cumplieron dos años de su creación, la percepción de la población civil respecto a la inseguridad en todo el territorio nacional se mantiene en un alto porcentaje.

Por si fuera poco, hace tan solo unos días, el presidente López Obrador anunció que para mediados del próximo año se espera que una reforma pueda consolidar el traspaso de mando de la Guardia Nacional a la Secretaría de Defensa Nacional, lo que convertiría a la institución en una especie de órgano desconcentrado del Ejército.

Una decisión que ha encendido múltiples alarmas, pues contraviene lo que se ha dicho de que la Guardia Nacional no supone un esfuerzo de militarizar el país.

Una afirmación que, a estas alturas, cuesta bastante creer pues supone una evidencia más de la ampliación de funciones que la administración actual le ha concedido al Ejército.

¿El traspaso de mando significará entonces añadir a las funciones de las fuerzas armadas la procuración de la seguridad pública? Una visión a lo sumo preocupante, pues en el México de hoy, es urgente empezar a desmantelas la narrativa del Estado sobre la incorruptibilidad de las instituciones militares como la Marina y el Ejército.

Una tarea que se presentará difícil, si la administración en turno continúa otorgándoles el rol de todólogos a dichas instituciones y lo que en parte, empieza a minar el poder de las instituciones públicas.

*Lic. en Relaciones Internacionales por el TEC de MTY campus Guadalajara

susanasilvag96@hotmail.com

 

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