BARÓMETRO POLÍTICO

Méxicos distintos

Por: Susana Silva Gallardo*
martes, 11 de enero de 2022 · 00:53

Es una realidad que, en cuestión de experiencias, todas las personas que habitamos el país vivimos un México distinto y que esta experiencia varía a partir de factores como el género, la etnia, la orientación sexual, el nivel de ingresos, entre muchos otros.

El género y la orientación sexual, por su parte, han sido elementos de la identidad de muchas personas que han determinado cómo se enfrentan a su día a día.

En los últimos años, México, a través de sus gobiernos, ha sido un país que se jacta de sus avances en materia de Derechos Humanos, adoptando un discurso “progresista” que asegura que existe mayor apertura en temas de la comunidad LGBTTI+ y de la diversidad sexual.

A pesar de estas aseveraciones, seguimos viendo casos de discriminación e incluso crímenes de odio en contra de personas de estos colectivos a lo largo y ancho del país. De acuerdo con el Observatorio Nacional de Crímenes de Odio Contra Personas LGBT, en 2021 se registraron 72 de estos casos, donde 5 de ellos constituyeron desapariciones forzadas y 66 fueron asesinatos.

Asimismo, aunque aún no existe mucha información al respecto, se presume que a tan solo una semana de transcurrido el 2022, ya se registró el primer crimen de odio del año, sucedido en Puebla.

Desde lo más “superficial” hasta lo más letal, la violencia en contra de las personas que conforman los colectivos LGBTTI+ a final de cuentas constituye eso, violencia. Casos como el de Six Flags, donde se discriminó a una pareja del mismo sexo por besarse, demuestra que, en México, a nivel social, sigue existiendo un rechazo a esta comunidad que se disfraza de un discurso de “morales y valores” que perpetúan estereotipos y prejuicios dañinos.

En respuesta a este suceso, colectivos de la diversidad sexual presionaron a través de redes sociales y del famoso “besotón” frente a las instalaciones de Six Flags, resultando en la derogación de una política que no debió haber existido por principio de cuentas.

Por otra parte, el caso de José Eduardo Ravelo, un joven que fue torturado y abusado sexualmente por agentes policiales en Yucatán en julio del año pasado, presenta otra perspectiva acerca de cómo se vive la violencia y se normalizan situaciones de discriminación en las instituciones.

Si bien Ravelo no se asumía como parte del colectivo LGBTTI+, su madre declaró que, al acudir a un hospital para tratar sus heridas, el personal médico le revictimizó al cuestionar su orientación sexual preguntando si era homosexual después de narrar la violencia sexual que experimentó por parte de las autoridades.

El trato inhumano e injusto que vivió Ravelo antes de fallecer una semana después de su aprehensión no es justificable, independientemente de su orientación sexual. Lamentablemente, este tipo de cuestionamientos discriminatorios son comunes en las instancias de procuración de justicia y de salud pública, donde se perpetúa la idea de que los actos no consensuados que se ejercen a través de la violencia, al parecer son menos graves cuando la persona es parte de la comunidad LGBTTI+.

Por ello, estas circunstancias hacen ver que México, a pesar de lo que se dice de dientes para afuera, aún tiene mucho trecho por recorrer para atender la crisis de violencia, especialmente en contra de las minorías.

*Lic. en Relaciones Internacionales por el TEC de MTY campus Guadalajara

susanasilvag96@hotmail.com

 

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