ANDANZAS ANTROPOLÓGICAS

Cerámica, dogmas y alfareros yumanos de Baja California

Por: Arqlgo. Antonio Porcayo*
jueves, 13 de enero de 2022 · 00:32

Pese a la gran cantidad de estudios arqueológicos sobre cerámicas prehispánicas en México, pocos han identificado las pertenecientes a los grupos nómadas y seminómadas, y a las que de una u otra forma continuaron su uso cuando algunos de estos grupos adoptaron un modo de vida sedentario.

Lo anterior ha sucedido debido a que los estudios cerámicos se han enfocado principalmente a la de los grupos sedentarios consolidados de civilizaciones mesoamericanas como los olmecas, mayas, etcétera, y también a una carga formativa añeja en las escuelas de arqueología del País, donde sin suficiente información, desde décadas atrás surgió y se enseñó el “dogma” de que en los grupos nómadas o seminómadas, independientemente de su antigüedad, la cerámica nunca formó parte de su cultura material, esto en mucho sustentado por el supuesto de que con el advenimiento del periodo Preclásico en Mesoamérica (c.a. 2500 a.C.), se inició, sin más, el sedentarismo agrícola y simultáneamente la cerámica, descartando per se que el resto de los grupos no sedentarios, sobre todo del norte del País, más allá del tiempo y las fronteras de Mesoamérica, pudieran haberla creado y usado en algún momento.

Así, los escasos estudios cerámicos al respecto se concentraron en algún momento en estudiar cuáles pudieron ser las más antiguas, siempre pesando en los primeros grupos sedentarios agrícolas y la asociación implícita de la cerámica con estos, sin embargo, en muchos sitios arqueológicos de grupos nómadas siguen apareciendo tiestos, cuyas menciones aisladas de algunos investigadores sobre su presencia tratan de descartar por completo con varios argumentos que dicha cerámica les pertenecía, por el simple hecho de no ser de grupos agrícolas.

Cuando trabajé entre los estados de Coahuila y Durango (2002 - 2004), me tocó documentar directamente en varios sitios de nómadas y semi nómadas la presencia de cerámica no española, indígena, en diversos campamentos estacionales.

Desde entonces propuse con suficiente y diversa evidencia arqueológica asociada que esta cerámica pertenecía no a españoles ni a otros grupos sedentarios prehispánicos con quienes la pudieron intercambiar, sino, a los nómadas y semi nómadas de la región, estimándoles una fecha probable de su producción alrededor del 1200 d.C.

Hasta hace poco tiempo la Baja California yumana se mantuvo al margen de toda esta discusión, en mucho debido a la total falta de estudios por arqueólogos mexicanos que abordaran el tema, y a la ignorancia en general de la arqueología mexicana de que los indígenas yumanos fueron y siguen siendo ceramistas.

La persistencia hasta la actualidad de la tradición alfarera en los yumanos es sumamente relevante para la arqueología en general, no sólo para la de México o Mesoamérica, sino para la del mundo entero. Su origen por lo menos se remonta a hace unos 1000 años.

Los yumanos comenzaron a manufacturarla cuando eran tribus nómadas o semi nómadas con una alta movilidad territorial y estacional.

Alrededor del siglo XVII y XVIII, y antes de la llegada de las misiones, los indígenas empezaron a asentarse en la zona del delta del Río Colorado, trayendo en consecuencia que la variedad de formas de vasijas y sus dimensiones se incrementaran notablemente como resultado de ese sedentarismo.

Como resultado de la etapa misional y el México Independiente, estas características se incrementaron todavía más llegando a la maestría que actualmente han alcanzado los indígenas paipai de Santa Catarina, auténticos y únicos heredero de esta tradición, quienes todavía, afortunadamente, tienen mucho por enseñarnos como arqueólogos.

*Centro INAHBC
 

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