BARÓMETRO POLÍTICO

Políticos, no blogueros

Por: Susana Silva Gallardo*
martes, 18 de enero de 2022 · 00:00

Con el paso de los años, algo que ha sido evidente es cómo si bien la política mexicana sigue siendo dominada por personas de generaciones anteriores, cada vez más son los jóvenes que incursionan en este campo.

Con ello, mucho se ha dicho de la revitalización de las perspectivas y acciones que se dan dentro de los procesos de toma de decisiones.

Prueba de ello ha sido la renovación de las estrategias de mercadeo político, el cómo se venden los políticos en tiempos de campañas y a lo largo de sus períodos en funciones, a fin de que las audiencias mexicanas o bien voten por ellos o para conservar su confianza en ellas/ellos y en su partido para elecciones futuras.

La estrategia de marketing político es un recurso que ha sido ampliamente explotado aquí en México. Fuimos testigos de ello en las campañas de mediados de 2021, una de las jornadas electorales más grandes e importantes en la historia del país.

Durante meses, comerciales de televisión, videos en todos los rincones del internet, anuncios por la radio y carteles de espectáculos en las ciudades inundaron el día a día de las y los mexicanos. Las redes sociales, los memes y el concepto de lo “viral” fueron un nuevo hito que en gran parte marcaron el rumbo de las elecciones.

Este fue el caso del dúo Samuel García y Mariana Rodríguez. En un suceso que bien podría ser un caso de estudio dentro del campo de las ciencias sociales, no cabe duda que una de las claves detrás del éxito de García en las elecciones por la gobernatura de Nuevo León fue el estatus de influencer de Mariana Rodríguez.

El fenómeno del “fosfo fosfo” que originalmente fue viralizado como en meme en redes sociales, pasó a formar parte de la campaña política de Samuel. Aunado a las herramientas convencionales de marketing político, es innegable que el bonus de exposición que le brindaron las plataformas de Mariana Rodríguez, ayudó a la pareja a llegar a la cabecera del gobierno estatal.

Sin embargo, aún cuando la carrera está ganada, en el ejercicio de funciones tanto de García como de Rodríguez, la línea entre lo político y lo social -de las redes y el ser “influencer”- sigue siendo difusa. Por esto mismo, es preocupante que las funciones públicas se conviertan entonces en productos para mercantilizar su imagen como políticos, más allá de realizarse con la intención de promover una verdadera transformación de la política.

Ejemplo de ello ha sido la erradísima decisión que tomaron al llevar a casa por un fin de semana a un bebé del DIF Capullos y, peor aún, exhibir la situación en medios y redes sociales.

Más allá de una acción desinteresada, el suceso ha sido preocupante sobretodo para expertos y asociaciones que defienden los derechos de la infancia, pues más bien da la incómoda sensación de cosificación o el ver a las infancias que viven en situaciones de vulnerabilidad como un accesorio o recurso para apelar a la imagen del “político bueno”.

Como sujetos de derechos, ni los niños ni los adolescentes son bienes desechables, un hecho que a los representantes de la política mexicana, al parecer, no les ha quedado claro.

*Lic. en Relaciones Internacionales por el TEC de MTY campus Guadalajara

susanasilvag96@hotmail.com

 

...

Comentarios