UNA MIRADA HACIA LA INFANCIA

Actitud ante la vida

Por: Psic. Laura Beltrán Padilla*
jueves, 20 de enero de 2022 · 00:18

Con el inicio de año debe nacer la esperanza de meses por venir, llenos de vitalidad y energía. Depende de muchos factores, eso sí, el cómo respondamos al enfrentar ciertos desafíos, alcanzar metas personales y familiares.

Mucho depende de la actitud con la que caminemos y maniobremos en otras direcciones, de ser necesario. Bien dicen que el ejemplo influye, mas aún, cuando se tienen niños cerca, pues aprenden del adulto.

Recuerdo hace algunos años, antes de emprender un vuelo, comprar un buen libro. No tardé en decidirme, ya que el titulo me agradó: Cómo tener una vida plena de Dale Carnegie. Hace décadas, escribió varios ejemplares valiosos de superación personal.

El autor, por cierto, tuvo muchas carencias en la infancia, proveniente de una familia de campesinos de escasos recursos. Pese a las adversidades, aprovechó ciertas oportunidades para crecer, desarrollar su potencial y perseguir una vida exitosa.

Frase de su autoría: “Cuanto más vivo, más me doy cuenta del impacto que tienen las actitudes sobre la vida. La actitud es más importante que los hechos. Es más importante que el pasado, que la educación, que el dinero, que las circunstancias, que los fracasos, que la apariencia. Las actitudes construyen una empresa, una iglesia, un hogar. La vida es un 10 por 100 lo que me ocurre y un 90 por 100 cómo reacciono a ello”.

En efecto, podemos tener un sinfín de oportunidades e inclusive ciertos privilegios y, en muchos casos, agobiarnos, paralizarnos y limitarnos a nosotros mismos: nos quedamos en la pesadumbre de la rutina y el tedio.

Por ello, en mi quehacer cotidiano, pregunto a los padres: “¿A qué se dedican regularmente?”. Esto es para hacerme una idea de su personalidad y cómo la proyectan hacia el exterior. Me orienta sobre la influencia que tiene el adulto hacia su hijo ya que, por mucho, está expuesto a la sintonía o desarmonía de pilares importantes en casa.

Un padre, siendo el proveedor, me dijo: “Cuando abrí el refrigerador, estando con mi esposa e hijo, ¡Había solo dos manzanas para comer! Casi me vuelvo loco de la angustia. Es ahí cuando me vi en la desesperada necesidad de salir a la calle y perseguir cosas diferentes. Cambié mi actitud primeramente e intenté ser más creativo. Me arriesgué, salí de la zona de confort y, no cabe duda, me dio buenos resultados”.

Un porcentaje del comportamiento se adquiere a través de un modelo, de figuras de autoridad cercanas. Qué tan emprendedores y trabajadores sean, eso se irradia. Por su entusiasmo de realizar cosas que satisfagan. Por lo general, la energía y disciplina bien canalizadas dan mucha satisfacción.

Pregunta cotidiana: ¿Por qué mi hijo es pasivo y se conforma? ¿Por qué es tan apático e indiferente para emprender cosas nuevas o disfrutar del hacer cosas? A lo que respondo: “Es importante considerar el aislamiento que le han restringido”. No es lo mismo el jugar con el padre, la madre o el hermano, a desenvolverse en otros escenarios.

La ansiedad y depresión están siendo más evidentes en estos tiempos. Mucho lo ha hecho la restricción social, pero más aún, lo que se asimila en lo cotidiano, lo que se expresa y la forma en qué se hacen las cosas cerca de un menor: sí se le motiva o, por el contrario.

Para entender al hijo hay que ver primero hacia el adulto. Mucho es cultural, heredado desde el hogar. Por tanto, hay que fomentar que el niño participe en pequeñas tareas y que estas vayan siendo cada vez más complejas, conforme se vaya creciendo. Solo así lograremos tener ciudadanos proactivos y activistas sociales más saludables.

*Posgrado en psicoterapia de niños

laurabelpad@gmail.com

 

...

Comentarios