AFN POLÍTICO

Seudoperiodistas y su actividad delictiva

Por: Dora Elena Cortés
jueves, 20 de enero de 2022 · 00:18

Una nota publicada por el periódico El Universal, que aborda el caso del asesinato del compañero Margarito Martínez Esquivel, señala a Ángel Peña como comunicador; a Margarito como fotoperiodista y a Sonia de Anda como activista. ¡Qué gran confusión!

Margarito sí está bien identificado, pero ni Peña es comunicador ni Sonia es activista, aunque en ocasiones sus apasionadas defensas caigan en este terreno, porque más que nada es periodista.

Pero la confusión la causan personas como Peña y Mariano Soto (ya muerto también, por asesinato), porque de la noche a la mañana, decidieron que podían ser periodistas y se asumieron como tales, al llevar por enfrente un teléfono celular y ponerse a pegar de gritos y hacer señalamientos a diestra y siniestra.

No consideraron la obligación de fundamentar lo que manifestaban, a “ciencia y paciencia” de grupos de “facebuqueros”; algunos compañeros, y hasta (lo más grave), las autoridades.

Por eso, ahora es fácil leer cosas tan surrealistas como: “acusan a periodista de Tijuana de matar a otro periodista” o ver que espacios noticiosos tan importantes como el de Ciro Gómez Leyva, en Imagen, lo entrevisten, lo cual no está mal si así lo decide, pero lo aberrante es que lo hace, considerándolo un comunicador.

Estaba leyendo lo que hoy nuestros compañeros de Ensenada, que elaboran la columna firmada por El Mosquito comentaban con respecto a los “seudoperiodistas”, y no puedo estar más de acuerdo, porque es algo en lo que, en lo personal, y junto con otros compañeros he venido insistiendo.

Advertíamos sobre los riesgos que observamos por la aparición de estos individuos, que encontraron un “mercado” desde dónde explotar su ego, y de paso, darse una vida de lujos que no podían costearse anteriormente, y que lo logran haciendo del periodismo su arma de chantaje.

No han entendido, lo mismo que muchas personas dentro de la comunidad, que hablar o publicar conlleva una gran responsabilidad.

Hay periodistas formados en universidades y habemos aquellos que somos empíricos, pero para llegar a donde estamos, tuvimos que empezar desde la posición más modesta, la más humilde, y dedicar 30, 40 ó 50 años como en cualquier otro trabajo o profesión.

Para ser considerado periodista, sea académico o de la calle, se debe desarrollar una amplia trayectoria, que es la que a uno le permite aprender qué es, y qué no, lo que se puede hacer o decir. Y no porque se trate de esconder o censurar algo que aparentemente está ocurriendo, sino porque todo trae una consecuencia, que puede ser legal, o que puede pagarse con la vida.

Ahí está el caso de Mariano Soto. Pese a no ser periodista ni tener el mínimo conocimiento de la comunicación, se creyó invencible, se sintió intocable; suponía que era el “terror” de la sociedad, ya que pocos se atrevían a encararlo por temor a su lengua viperina, y terminó asesinado, dentro de su vehículo.

En el caso de Ángel Peña, del que no tengo mayores antecedentes (más que los que he escuchado de mis compañeros, tal vez ni siquiera fue el autor material del crimen de Margarito Martínez, ni mucho menos el intelectual, pero en su enorme irresponsabilidad no se dio cuenta que decir lo que dijo podía tener un costo muy alto en sangre, y eso pudo haber sucedido en el caso del compañero fotógrafo, en tanto que él quedó involucrado en un crimen, al ser público y notorio su enfrentamiento con el fotoperiodista.

Peña alega en su defensa que Margarito también hizo acusaciones temerarias en su contra al acusarlo de “halcón” de narcotraficantes, y exponerlo -tal vez- a una suerte similar, y puede ser cierto.

Desafortunadamente, en el caso de Margarito, tal parece que se confió -como a veces sucede con otros compañeros- que, por lograr una gran influencia entre las autoridades y apoyo de la sociedad, estiman que pueden estar protegidos, sin alcanzar a ver que pueden sufrir de estas consecuencias.

Entiendo que Margarito recibió comentarios sobre Ángel Peña (que de repente irrumpió en la cobertura policíaca, tal vez confines aviesos), sin embargo, cayó en el error de trenzarse en discusiones con el mencionado, y entrar en dimes y diretes.

En ocasiones, también las autoridades y elementos policiacos tratan de utilizarnos, y uno como periodista, debe estar muy atento a las señales, y no pelear “guerras” ajenas.

Volviendo a los seudoperiodistas, la presencia tolerada de estos individuos, por parte de una comunidad morbosa y unos políticos y gobernantes que luego los protegen y les pagan para utilizarlos contra sus opositores o enemigos, ha hecho que las cosas lleguen muy lejos.

Primero, en lugar de aplicarles la ley o de impedirles el paso a conferencias de prensa, y escenas de crimen, les han tolerado, bajo el argumento de que tienen el derecho a dedicarse a lo que deseen siempre y cuando sea legal.

Nada más alejado de la realidad, porque bien pueden ejercer el “derecho de admisión”, o exigirles que, como ocurre en farmacias, aparezca, de manera indubitable, un responsable, por cada una de esas cuentas en redes sociales, que, de ninguna manera, son medios de difusión.

Por el contrario, les sueltan dinero, bajo el argumento de “publicidad”: “porque tienen muchos seguidores”, sin siquiera exigir la comprobación de todos los requisitos que se demandan al resto de los medios.

Ahora... También tienen “sangre” en sus manos.

ANA Y CONDA
Y ¿Dónde están los 100.000 seguidores de esa página, que se irían a manifestar por la detención?

PD. - Y casi al final de la comparecencia de Carpio, Juan Manuel Molina (perdón, el diputado presidente) le puso la “bola” a éste, para que marcara el gol. O sea, preguntas “muy a modo”.

PD1.- “Que diga el postulante si fue al kínder Montessori o a algún otro sistema”.

PD2 - Licenciado ¿es verdad que casi todos sabemos querer, pero pocos sabemos amar?

PD3.- Licenciado Carpio, complete usted la frase... “Pinpón es un muñeco...”

PD4.- Perdón, pero no me pude sustraer de la tentación de escribir aquí, lo que un compañero me compartió sobre lo que pudieron ser las preguntas de los diputados y Molina al nuevo fiscal.

PD5.- Quien diga que no se divierte viendo una sesión del Congreso local, es... que no sabe vivir.

PD6.- ¿Qué sentirían los otros dos candidatos que tuvieron que aguantarse sus comparecencias, a sabiendas de que iban de relleno?

PD7 - Más digno el último de los integrantes de la terna: “quiero ser fiscal para poner en marcha los 22 años que tengo de experiencia”.

afntijuana@hotmail.es

 

...

Comentarios