AJEDREZ PÚBLICO

Las vueltas del citrillo

Otra vez al maestro Sergio Sarmiento porque para esto se puede llegar a ser una fuente brotante. A Heberto Paterson por su entrañable amistad Por: Alfonso Torres Chávez
sábado, 22 de enero de 2022 · 00:42


Hace algún tiempo en uno de los libros del doctor Mario Herrera Zárate Profesor-investigador de la Facultad de Derecho Tijuana de UABC había un pequeño panfleto sobre cultura de la legalidad que empezaba diciendo que: “En México, tenemos la sana costumbre de buscar siempre como darle la vuelta a la ley”.

En una de las carreteras del Estado de México que va en dirección a Nezahualcóyotl hay una caseta de peaje cuyo costo para vehículos es de 67 pesos y para camiones pesados un costo de 162 pesos. La caseta tiene un sistema de plumas y un sistema de puntas metálicas que están a 11 metros del punto de cobro.

Las personas tenían la costumbre de bajarse de sus autos y empujar la pluma para no tener que pagar la caseta. Esto era un vicio común hasta que la autoridad fijó los famosos poncha llantas para evitar la evasión de conductores que no quieren pagar.

Argumentos para no pagar hay miles. Un señor dijo; “¿Y cuál es el problema si yo nunca la he pagado?”. Otro que se justificó diciendo “Ustedes tienen trabajo fijo, la autoridad no entiende la crisis, por qué tengo que pagar si no tengo dinero”.

Un sector de pobladores tomó la caseta y bajo el argumento “cuasi constituciona” de una interpretación personal desde luego, del artículo 11 constitucional dice que es ilegal que la autoridad nos cobre por el uso de las carreteras que deben pagarse con costos de peaje.

A estos ciudadanos hay que decirles: el libre tránsito del artículo 11 dice que están prohibidos los salvoconductos para viajar por el país o trasladarse de un punto a otro de la república, pero la constitución no dice nada de las casetas de peaje ni tampoco prohíbe en ningún párrafo que tengamos la obligación de pagar las casetas de peaje que existen TODAS las carreteras del país.

Siempre hay forma de darle la vuelta a la legalidad, sobre todo en un país en el que es casi una costumbre religiosa buscar la forma de huir con su cumplimiento. Esto desde luego, no nos exime de tener que cumplir con temas como el pago de las casetas en todas las carreteras que así lo exigen cuando no hay una vía libre. Pero esto parece más un deporte nacional.

La legalidad es una cultura. Esa cultura debe o debería privar en todos nosotros desde niños, es una cuestión tan trascendente como inculcar valores a los niños. Así, como se inculca el amor a la patria, se debería inculcar la honradez. Evidentemente formas de evadir el cumplimiento de la ley hay miles.

Pero ese no es el tema.
La cultura de la legalidad se enseñaba en mis épocas (y no soy tan anciano como parece en las fotos) con una materia llamada civismo, que ya no existe y que antes era OBLIGATORIA. Para ello, se enseña o enseñaba dicha asignatura.

La cultura de la legalidad debería impregnarse en todos los ciudadanos.

Tenemos el marco normativo para hacerlo.
Pero lo que sucede en las carreteras del país es solamente un ejemplo de hasta dónde llega la interpretación que constitucionalmente se llama común o vulgar.

alfonsotorr@gmail.com

 

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