DESDE EL VIGÍA

Vejez y pobreza

Por: El Vigía
martes, 4 de octubre de 2022 · 00:00

En 1991, cuando todavía no existía el Sistema de Ahorro para el Retiro (SAR) ni las afores, Ensenada fue la ciudad donde se cometió uno de los macrofraudes más grandes de la historia del país, debido a que más de cinco mil pequeños y medianos ahorradores, en su mayoría personas jubiladas y viudas, depositaron todo su patrimonio económico en empresas inmobiliarias que ilegalmente operaban como banca de segundo piso al recibir dinero público y ofrecer altos intereses, pero que en realidad funcionaban como pirámides financieras.
Los fraudes de Brisamar y Ginsa ocasionaron que Ensenada se convirtiera de la noche a la mañana en el municipio con la cartera vencida en tarjetas de crédito más alta de México, dado que los cuentahabientes ya no tuvieron capacidad de pago al perder ahorros y propiedades.
Y así fue como miles de personas de la tercera edad que residían en este puerto, se quedaron sin nada y con la enorme incertidumbre de no disponer de recursos para la última etapa de sus vidas, situación que, incluso, provocó que varios de los afectados se suicidaran al ser imposible que recuperaran lo invertido.
Y 30 año después, el escenario no es distinto para quienes pasan de los 60 años de edad, porque los ciudadanos con Afore no ahorran de manera voluntaria para su retiro porque el dinero no les alcanza, y menos ahora con el incremento de la inflación.
De acuerdo con la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) el año pasado 49 por ciento de la población con Afore no hizo aportaciones voluntarias porque no le quedaba dinero para ahorrar, cuando en 2018 la cifra fue de 45 por ciento, señala una encuesta de la Comisión.
El Sistema de Ahorro para el Retiro de México permite que las personas realicen aportaciones voluntarias para aumentar los recursos que recibirán cuando se retiren.
Otras razones a las que atribuyeron no realizar aportaciones voluntarias fueron porque no sabían cómo hacerlo y desconocimiento de las ventajas, como beneficios fiscales.
Esto muestra que hay un espacio de oportunidad para difundir la forma en que las personas puedan realizar aportaciones voluntarias y beneficiarse de ellas, de acuerdo con la CNBV.
Otro 9 por ciento de las personas que no aportan voluntariamente a su Afore es porque ahorran de otra forma y 6 por ciento porque no confía en las Afores.
La falta de confianza en las Afores se redujo en el plazo mencionado, lo que reflejaría los esfuerzos para difundir la importancia del esquema y el respaldo de las autoridades.
El porcentaje de las personas que realizan aportaciones voluntarias a su Afore es mayor entre la población con mayor nivel educativo.
La población con licenciatura o más que aportó voluntariamente a su Afore pasó de 6 a 10 por ciento entre 2015 y 2021.
En contraste, la población con un nivel educativo de primaria y secundaria fue sólo 3 por ciento el año pasado.
Actualmente, ya es posible hacer aportaciones voluntarias a la Afore desde 50 pesos desde varios establecimientos que no cobran comisiones por los depósitos, pero el problema es que no existe una cultura de ahorro.
 

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