LA MARAÑA CÓSMICA

Con el editor CRISPR, logran que células T identifiquen y eliminen células cancerosas

Por: Dr. Rolando Ísita Tornell*
lunes, 14 de noviembre de 2022 · 01:40

De los revolucionarios avances sobre el conocimiento de la naturaleza íntima de la vida, como la estructura del ADN, que es el lenguaje del sistema operativo de los organismos vivientes; hasta el desciframiento completo de ese lenguaje en el ser humano, el genoma humano, quizá el más discreto avance, pero no menos sobresaliente sea el editor de palabras de ese lenguaje conocido como CRISPR, sus analogías serán el Word o el Tex, que lo mismo sirven para escribir que para editar escritos.
El lenguaje que usamos en las sociedades occidentales está compuesto de 26 letras, con ellas construimos palabras que expresan ideas y pensamientos. El descubrimiento de la estructura del ADN develó que el sistema operativo de la vida es un lenguaje de cuatro letras. Lo del lenguaje y las letras son analogías, en realidad representan patrones químicos, moleculares, pero ayudan a entender de qué se trata. 
Esas cuatro letras son G, A, T y C, que se refieren a las moléculas Guanina, Adenina, Timina y Citosina. Como las 26 que usamos para construir las palabras, con estas cuatro se escriben las instrucciones de cómo debe operar un organismo de principio a fin para reproducirse, alimentarse, sobrevivir. Existen organismos con otra letra que sustituye a una de estas cuatro, la U de Uracilo, como en algunos virus.
Imaginemos una de esas cintas impregnadas de óxido ferroso que se usaban para grabar sonidos, pero diseñada como escaleras de caracol con sus peldaños, cada peldaño construido con un par de las cuatro letras: G con A, T con C, G con T o C con G y todas las combinaciones que se imaginen a lo largo de todo el rollo de cinta donde están grabadas las instrucciones para la vida.
En los textos con máquina de escribir se cometían errores, había que borrarlos con goma quedando todo manchado, más tarde con pinturita blanca y se escribía sobre ella, quedaba huella por supuesto. Con las computadoras, resaltamos palabras o párrafos completos y le picamos a la tecla borrar. Con las viejas cintas de grabación de sonidos se marcaba el fragmento de cinta a editar, se cortaba con tijeras y se volvía a unir con cinta adhesiva. Con la “cinta” de ADN los investigadores descubrieron un editor que llamaron Repeticiones Palindrómicas Cortas Agrupadas Regularmente Inter espaciadas, CRISPR, por sus iniciales en inglés.
La cinta de grabación de sonido o el texto escrito está sujeta a errores, o de plano se deterioran por causas medioambientales, o traían defectos de fábrica. Lo mismo sucede con la cinta de ADN y su texto. Una radiación ultravioleta, X o Gamma sostenida puede dañar los peldaños de la escalera de ADN, también reacciones químicas tóxicas ingeridas o inoculadas, o defectos de los fabricantes.
Tales daños en el ADN de las células provocan errores, mutaciones indeseables, convirtiéndolas en células disfuncionales o de plano independientes al organismo al que pertenecen, eso es el cáncer, células que agarran por su cuenta la parranda, construyen su guarida y sus propias fuentes abastecimiento. Las células defensivas suelen no identificarlas permitiendo su desarrollo hasta matarnos.
Esta introducción es para compartirles que mediante el uso del editor CRISPR, Susan Foy y su equipo este pasado 10 de noviembre reportaron en la revista Nature haber logrado un ensayo exitoso para reemplazar receptores de Células T de precisión no viral para terapia celular personalizada.
En lenguaje vernáculo, Susan y colaboradores identificaron los “errores” en la secuencia de ADN de células de un tipo de cáncer sólido, o sea, de tumores. Los cánceres no son iguales, pero sí encontraron un patrón en tumores (cáncer sólido), son unas proteínas mutadas específicas. Los retos fueron dos: La edición del gene mutante de la célula de tumor canceroso y la ingeniería para colocarle el dato a las células defensivas, las células T, para que identifiquen a las células rebeldes y las eliminen, funciona. Falta mucho por hacer, pero es un avance alentador. 

*Periodista y comunicador de la ciencia UNAM

risita@dgdc.unam.mx 

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