Democracia: Un compromiso con la infancia

Hace unas décadas se ejerció cierta presión y lucha en aras de perseguir mejores oportunidades para todos en nuestro país. No era sencillo el hablar de democracia, pero de una u otra forma ha sido un tema central hasta nuestros días. Esto también ha ocurrido en los hogares, yendo de un estilo autoritario a un estilo de crianza más flexible y colaborativo. A los niños ahora se les considera más en la toma de decisiones simples y esto favorece la promoción de valores importantes, como el que vean más allá de sí, hacia los demás.
La sociedad debe seguir ciertas reglas elementales para funcionar mejor. Es claro que se ha ido apreciando el trabajo colaborativo para obtener mejores resultados y productividad. Con base en investigaciones se ha visto que un sistema de imposición y dureza por parte de una autoridad coarta las posibilidades de motivación y desarrollo en los seres humanos. Por ello, ante las diversas problemáticas que se vayan suscitando en relación a los menores, es necesario abrir espacios para el diálogo y que participen cuando se suscite una situación de su injerencia. 
Cuando se lleva al análisis y a la reflexión se invita a los infantes a la toma de conciencia. Debido a esto se deben de considerar sus opiniones y propuestas para mejorar tanto en casa, como en la escuela y fuera de ella. Esto dependerá mucho del modelo que ejerzan los adultos cercanos: Del cómo se resuelvan las dificultades propias de la vida y se les vaya integrando de poco a poco para que aprendan a resolverse a futuro con mayor asertividad.  
Todo estriba en la cultura y formación. De la apertura del adulto para que se promueva y eduque a futuros activistas sociales siendo importante el fomentar el respeto y los valores desde temprana edad. Ellos serán los futuros líderes de nuestra sociedad. Pero depende mucho de la forma en que se lleve a cabo la dinámica diaria el cómo serán. Si hay mano dura no tienen de donde sujetarse ni en el hogar, ni en lo escolar. Solo les queda reprimir sus emociones y vivir frustrados.
Muchos escolares y niños crecieron reprimidos por sistemas arcaicos en donde los adultos, tanto padres como maestros, intimidaban con sus gritos y castigos, diciendo cosas como: “Porque lo mando yo y te callas”. ¡Aniquilante en extremo! Los infantes estaban en una situación complicada y debilitante, con pocos recursos internos para salir adelante. Por ello desarrollaban síntomas de ansiedad, depresión o alto grado de neurosis.
En el siglo pasado se puso en la mira internacional a la población infantil por ser cada vez más evidentes los casos de algún tipo de maltrato y abuso. Se acordó por ello la Convención de los Derechos del Niño, haciendo que los países vigilen y promuevan acciones para que los menores puedan tener los derechos necesarios para crecer y desarrollarse más sanamente. 
Nuestro pasado debe servir como experiencia para no cometer los mismos errores. Se deben de mejorar las condiciones de vida de todos y sin discriminación alguna: Salud, educación y asistencia pública. Los niños necesitan de sus padres y la familia de acciones políticas para seguir adelante. Todos necesitamos de todos de una o de otra forma. Las políticas públicas son muy necesarias para atender las necesidades de este grupo de población. 
Se debe de considerar, ante todo, el interés superior del niño como eje central y el que se dirijan acciones para mejorar a través de un órgano formal que sustente las necesidades elementales, de protección y asistenciales. Los derechos de la infancia están ratificados a nivel global, pero es importante que se vigile a través de grupos de estudio para justificar las partidas presupuestales que cubran las necesidades de los menores y que de esta forma tengan mayores oportunidades para desarrollarse en entornos más saludables. 
Todos debemos ser portavoces y encaminar los recursos para que se hagan validos los derechos de los niños. No debemos dejarles solos, es un compromiso social, de la comunidad y el gobierno. 

*Posgrado en psicoterapia de niños

laurabelpad@gmail.com