DÍA DEL SEÑOR

XXXIV Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo C

Por: Carlos Poma Henostroza
sábado, 19 de noviembre de 2022 · 00:32

Solemnidad de Jesucristo Rey del Universo
“Señor, cuando llegues a tu Reino, acuérdate de mí”
(Lc. 23, 35-43)


Hoy estamos celebrando la Solemnidad de Cristo Rey del Universo, y con esto cerramos el año litúrgico en la iglesia. 
En el Evangelio de San Lucas, el ladrón que estaba junto a Cristo en la cruz reconoce la diferencia del suplicio de Jesús y el de ellos. Ellos lo han merecido con sus acciones mientras Jesús no ha hecho nada digno de tal castigo. El ladrón reconoce que Jesús va a entrar en el Reino y le pide que se acuerde de él. Es la confesión de fe del mesianismo de Jesús, precisamente cuando todas las circunstancias parecen desmentirlo.
Dios eligió a Israel y no sólo le envió profetas, sino también reyes, cuando el pueblo elegido insistió en tener un soberano terreno. Entre todos los reyes que se sentaron en el trono de Israel, el más grande fue David. La primera lectura de esta celebración habla de ese reino, para recordar que Jesús de Nazaret provenía de la estirpe del rey David; pero al mismo tiempo, y, sobre todo, para subrayar que la realeza de Cristo es de otro tipo.
Las palabras que dirige el ángel Gabriel a María en la anunciación: “El Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará para siempre sobre la casa de Jacob y su reino no tendrá fin” (Lc 1, 32-33). Por tanto, su reino no es sólo el reino terreno de David, que tuvo fin. Es el reino de Cristo, que no tendrá fin, el reino eterno, el reino de verdad, de amor y de vida eterna.
Jesús le promete le salvación al ladrón inmediatamente, en el mismo día. Esa salvación consiste en estar con Él. En cierto sentido el haber sido crucificado juntos anticipa ya esa salvación cuando uno sabe descubrir en el crucificado al Mesías. Le suplica: “Jesús, acuérdate de mí cuando entres en tu reino”. Esto es nuestra tarea cada noche antes de acostarnos: que reconozcamos nuestros pecados por un examen de conciencia y que pidamos el perdón por ellos.
Su majestad se hace patente cuando dice al suplicante: “hoy estarás conmigo en el paraíso”. Ya el hombre puede morir en la paz. Jesús lo ha reconciliado con Dios Padre. Es cómo un agonizante siente después de recibir los últimos sacramentos y se han acercado todos sus seres queridos. No se preocupa por nada; pues irá de la compañía de los santos en la tierra a la compañía de los santos en el cielo.
Tuvo que ser precisamente un malhechor el que descubriera el reinado de Jesús, y tuvo que ser en la cruz. Algunos no lo reconocieron cuando hacía milagros y él lo reconoció crucificado en un madero. Le dijo “Acuérdate de mí, Señor, cuando estés en tu reino”. Esperaba su salvación para el futuro y estaba contento con recibirla tras un largo plazo de tiempo. El Señor le respondió: “En verdad te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso”.
Cristo es un Rey que no utiliza su poder para salvarse a sí mismo, sino para salvar a toda la humanidad, incluidos tú y yo. Todo tenemos de reconocer y aceptar a Jesús como Rey y después dejarnos gobernar por Él. Jesús es el Reino de Dios. Busquemos, pues, lo primero de todo a Jesús y todo lo demás vendrá por añadidura.
Que el amor de Dios nuestro Señor Jesucristo, reine en sus corazones hoy y siempre, bendiciones.

cpomah@yahoo.com 


 

...