BARLOVENTO

Navegación a vela, la re-evolución del transporte marítimo

Por: Jorge Hurtado González*
jueves, 24 de noviembre de 2022 · 00:00

“Pocos símbolos de revolución hay más inspiradores que el viento”.
Con el avance de la crisis climática y el aumento en el precio de los carburantes, se presenta la oportunidad de transformar el transporte marítimo de alimentos y otras mercancías, el cual representa el 80% del comercio mundial, que hasta ahora circulan por el mundo quemando derivados del petróleo altamente contaminante. 
Para re-evolucionar un sistema siempre he creído que se debe ser “original”, es decir, regresar al origen, en donde lo que era anticuado se revela moderno, como en una utopía vintage, y ¿qué puede ser más original que la tecnología basada en la tradición milenaria de volver a navegar con el viento? 
Ahora bien, el puerto de Ensenada es ahora parte de la “Sexta Carretera Marítima”, formando parte de la estrategia para desarrollar el cabotaje de alimentos en el pacífico mexicano, ruta que facilitará el traslado de mercancías entre los puertos de Chiapas, Manzanillo y Ensenada para luego exportarlos a cualquier parte del mundo.
Sin embargo, la industria naviera genera anualmente millones de toneladas de emisiones de carbono, para reducir esa cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero son necesarias fuentes de energía alternativas, y el viento es una de ellas, que además de ser sustentable y gratuita, es eficiente.
Ensenada puede convertirse en pionera si armadores y comerciantes regresan a la energía del viento para transportar en veleros por lo menos una parte de sus mercancías, en un esfuerzo por promover el comercio sustentable, inspirando a flotillas mercantes a reducir sus emisiones de dióxido de carbono. Una mezcla de romanticismo e innovación para limpiar nuestros mares del lastre de un sector altamente contaminante.
Entonces, ¿Puede ser responsable el comercio justo si no lo es su medio de transporte?
En Holanda, un bergantín (velero de dos mástiles a vela), recoge cerveza en Inglaterra, y la entrega en Francia. De ahí navega a puertos de Europa transportando botellas de vino. Todo es orgánico, amigable con la naturaleza desde la fabricación hasta que llega al mercado. Toda la cadena de producción es sustentable, esto hace productos y empresas únicas.
Asimismo, en Europa ahora ofrecen granos de café que se han navegado a vela, en lugar de enviarse en barcos que queman combustibles fósiles, desde América del Sur. Productos arrastrados por el viento que inspiran algunas ideas imaginativas para eliminar las emisiones de carbono a través del consumo de productos de la vida cotidiana.
Y el escenario es aún mejor, gracias a los bonos de carbono. Ese mercado aun es voluntario para las empresas, pero no por mucho tiempo. Su funcionamiento es sencillo. Una entidad, que puede ser una empresa o una comunidad, desarrolla un proyecto con el que se reducen emisiones (el cabotaje de mercancías por la Sexta Carretera Marítima, a vela, por ejemplo), y las pone a disposición en un mercado de reducciones. Las grandes empresas que producen emisiones compran esas reducciones y una tercera firma se encarga de emitir los bonos de carbono. 
En la intimidad de mis reflexiones puedo visualizar claramente una re-evolución del transporte marítimo, el viento es una energía renovable obvia que las compañías navieras podrían utilizar, después de todo, hasta hace apenas cien años el comercio mundial dependía de un velero y la experiencia y el conocimiento de los vientos, las mareas y las estrellas. 

*Ensenadense, litigante y velerista

hurtado13@hotmail.fr 

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