HOY EN LA PLAZA

Kichantic

Lo que sucedió mañana -año 2027- Mes de Marzo Por: Ricardo Harte*
lunes, 7 de noviembre de 2022 · 00:00

Una de las formas de ser de los ciudadanos ensenadenses, fue modificada mediante los hechos. Hechos que sucedieron a raíz del desarrollo espontáneo de las dinámicas de la Plaza. Nos referimos a la costumbre de los clientes conspicuos de la anterior calle vehicular de Miramar, entre Sexta y Séptima, de estacionar sus vehículos a escasos metros del comercio a donde iban a hacer sus compras. Esa costumbre parecía inamovible y los locatarios de aquella época aducían que, si esa comodidad se reducía, también se reduciría la clientela.
Se concentró el estacionamiento en calles aledañas y, sobre todo, en el predio conocido como La Porteña, ubicado a unos 150 metros de esta zona comercial. 
No sólo no se redujo la clientela, sino que se duplicó, adaptándose los ciudadanos a la muy sana actividad de caminar esos metros de distancia.
Así es como una costumbre, que parecía intocable e incrustada en modos sociales pétreos, fue derivando a lo que hoy es la Plaza Santo Tomás, lugar ineludible en estos tiempos para el arte, el comercio, la cultura, el turismo y… sobre todo, y en forma prioritaria, para el encuentro, para el diálogo, para el descubrimiento del diferente.
Y de esos respectivos puntos de estacionamiento, venía caminando nuestro grupo de amigos.
Se fueron encontrando en el camino pétreo que serpenteaba entrando a la Plaza.
-Hola ustedes! -exclamó Agustín-, mientras se emparejaba a Mercedes y a la Sra. Elsa que caminaban lentamente, tomadas del brazo.
-Agustín! ¿Ya listo para la segunda parte de la charla de Don Sebas?
-Sí. Sí. Por supuesto... Mira… allá está el inge., reservando una mesa cómoda.
Ya sentados, con sus vinos y las botanas, nuestros amigos se aprestaron a esperar a Don Sebas, que ya asomaba a la entrada de la Plaza, caminando con su natural parsimonia.
-¡Don Sebas! ¿Cómo está? 
-Bien, bien, ¿Qué me cuentan? -sentándose en la silla reservada para el “cuenta cuentos”.
-¿Continuamos con la historia de Kichantic y demás? - arremetió Mercedes-
-Sí, Sólo que me temo que tendremos que dividirla en tres partes, y no en dos, como habíamos planeado. 
-Bien Adelante.
-Bueno. Me quedé en el comienzo de Kichantic.
Ya organizados, comenzamos a trabajar acompañando a los diferentes proyectos que existían en la Misión, con respecto a las producciones de las comunidades.
Coincidimos en que una labor que podíamos aportar, era “empresarializar” los procesos de producción y comercialización, de forma tal de crear un “umbral” profesional, que permitiera que los productos de las comunidades salieran al mercado nacional e internacional en las mejores condiciones mercadológicas y con ello desarrollar estrategias de crecimiento y de consolidación financiera y operativa.
Y así nos pusimos a trabajar.
Kichantic se integró con compañeros con experiencia en empresas, en finanzas, en mercadotecnia, en comunicación, en arquitectura, en derecho, etc., por lo que pudimos acompañar en la toma de decisiones estratégicas, creando planes de desarrollo que se ajustaran a las necesidades, tiempos y modos de ser de las comunidades, intentando equilibrarlo con las exigencias draconianas de los feroces mercados de nuestro mundo de economía neo liberal.
Surgieron así, organizaciones como YomoL A’ Tel, Capeltic, Batsil Maya, Microfinanciera, Chabtic, etc.
Intentando dar una idea, un poco más entornada, sobre la plataforma ideológica sobre la que bordábamos, y bordamos, nuestras aportaciones kichantecas, podría mencionar:
-Todo el trabajo de “empresarialización” no debía sustituir o modificar la verdadera participación de las comunidades en los procesos de tomas de decisión y de gobierno.
-Esta participación debía ser paulatina, en la medida de que las “formas de ser” de las comunidades no eran, ni son, similares a las “formas de ser” del resto del mundo planetario.
-La “empresarialización” exigió, y exige, el respeto hacia ciertas reglas del sistema que no pueden ser modificadas a través de poner en riesgo los resultados de la empresa (sistema fiscal, leyes laborales, contratos de precios, volúmenes, calidades y tiempos, competencias, cadenas de mando, etc.).
-Lo anterior no fue un obstáculo para trabajar en la creación de un nuevo paradigma de lo que significa, en términos de compromiso social, la palabra “negocio”.
-Todo el proceso debía llevar a la socialización y propiedad de los medios de producción.
-La “empresarialización” exigió la participación profesional de aquellos actores que juegan un papel primordial en los diferentes procesos. Estos proyectos de micro empresas no podían desarrollarse a partir del voluntarismo “buena onda”.
Bueno, mis queridas y queridos amigos, mejor le cortamos hoy, porque ahora los conmino a unirnos en el más popular y verdadero de los coros polifónicos: ¡SALUD!
¡Salud! ¡Salud! ¡Salud! corrió la exclamación por las sombras largas de la Plaza.
La tarde ya había huido dejando paso a las primeras oscuridades de la noche. 

*Arquitecto y catedrático uruguayo radicado en México hace más de 50 años

ricardoharte@yahoo.com.mx 

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