COLUMNA INVITADA

El presidente teflón 

Por: Jorge Suárez-Vélez
miércoles, 18 de mayo de 2022 · 00:40

La encuesta del domingo, en este diario, refleja un leve ascenso en la aceptación del Presidente, a pesar del tangible deterioro en materia económica, de seguridad, salud, corrupción, educación, transparencia, empleo y política internacional. 
Además de la alta inflación, de hechura extranjera, éste será el peor sexenio en términos de crecimiento económico en la historia moderna. Incluso el aumento en el salario mínimo, que parecería positivo, provocó más informalidad y una caída en el ingreso medio de los mexicanos.
Podemos rompernos la cabeza buscando motivos por los que no le hacen mella a la popularidad presidencial el tráfico de influencias de sus hijos, la flagrante corrupción de hermanos, parientes y colaboradores cercanos, o la escasez de medicamentos y el deterioro en servicios de salud. Pero también tenemos la culpa quienes no hemos presentado una narrativa alternativa.
En este espacio he sido muy crítico de las cúpulas empresariales. Lo sigo siendo. Alrededor del debate por la contrarreforma eléctrica, sugerí que éstas patrocinaran una campaña de publicidad paralela a la de la CFE que engañaba con el lema “La electricidad era tuya, te la vamos a devolver”. Mi propuesta era explicarle al público las implicaciones de los cambios propuestos. 
No se trataba de confrontar, sólo de introducir datos reales al debate. ¿Cómo puede “bajar el recibo de la luz”, si el costo de generar electricidad se multiplicaría varias veces? Me respondieron que era mejor cabildear discretamente, lo cual se hizo. La contrarreforma, en efecto, se detuvo, pero se obtuvo una victoria pírrica, porque en el imaginario colectivo ésta le convenía al pueblo. 
Detenerla equivale a que, una vez más, la “mafia del poder” imponga su voluntad, a costa de quienes menos tienen. En las encuestas, hoy la mayoría -por mucho- cree que ese cambio a la ley era positivo.Al menos en parte, la resiliencia en la popularidad del Presidente se debe a que no ha habido un esfuerzo organizado -y bien fondeado- para proponer otra narrativa: datos y verdad para minar el alcance de la mentira como táctica cotidiana. 
La narrativa oficial se adueñó de la televisión abierta, y de redes sociales en las que ha habido un esfuerzo deliberado y bien financiado para arraigar conceptos desde “no podemos estar peor”, que impulsó el voto por Morena en 2018, hasta “es culpa de los conservadores” o “nos dejaron un tiradero”, para justificar su rotundo fracaso hoy. Y ni qué decir de los medios de comunicación privados. Proveen dócil eco a la propaganda oficial, salvo admirables excepciones. 
En EU, al menos el New York Times, Washington Post y CNBC criticaron con valor a Trump, y fueron premiados con miles de nuevos suscriptores. Fox News hace lo mismo con Biden. En México, muchos ni siquiera se atreven a anunciarse en medios “críticos”.
Lo peor del resultado de encuestas como la del domingo es que introducen un halo de invencibilidad alrededor de Morena. Nada paraliza más a quienes podrían fondear una narrativa opositora -o financiar a organizaciones de la sociedad civil- que el terror a provocar represalias de un gobierno autoritario y vengativo, que además es imbatible.
El apaciguamiento de las cúpulas empresariales hunde a nuestra democracia. Siguen sin ver que sólo el sector privado puede ser contrapeso, que sólo la respuesta gremial es posible, pues sería suicida que alguna empresa -por grande que sea- lo haga sola; que difundir la verdad no es confrontación y, por último, que nada dañará más a los negocios y concesiones que creen proteger con su parálisis, que el colapso económico de México; que se arraigue la narrativa de lucha de clases, que le compra tanta tolerancia a los errores de la 4T.
La brutal ineptitud y obvia deshonestidad del régimen no afectarán a AMLO mientras pueda desviar la culpar para achacársela al pasado, a los neoliberales o a los ricos. Quizá logren mantener sus empresas, pero el costo será no poder -o querer- permanecer en un país inseguro, pobre y atrasado que, además, detestará a sus hijos como corolario de la narrativa perversa que no han refutado.

@jorgesuarezv
 

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