Vicepresidente… ¿Por qué no?

 Durante el proceso de maduración de nuestra incipiente democracia mexicana, Baja California hizo trascendentales aportaciones en la década de los noventa, pero se centraron en la organización y transparencia de las elecciones, hasta el momento la clase política en el poder se resiste a modificar los criterios para la conformación de los órganos de gobierno.
Por ejemplo, la incorporación de la figura de vicepresidente en la Constitución es riesgosa, porque podría convertirse en un factor de inestabilidad para los gobiernos en turno, según advierten especialistas en derecho electoral.
En el foro cinco del Parlamento Abierto sobre la reforma electoral, Arturo Ramos Sobarzo, indicó que, si bien el referente en este tema es Estados Unidos, donde la figura sí ha funcionado, es necesario voltear a ver las experiencias de países latinoamericanos como Ecuador, Argentina o Brasil.
Señaló que estudiosos de estos casos coinciden en que lejos de ser un mecanismo que solucione determinados problemas, la existencia de un vicepresidente genera competencia y rivalidad con la figura del presidente, porque, aunque se pongan candados y limitaciones a su actuación, está latente la idea de que puede llegar al cargo por sustitución.
“No sé si será una solución, a mí no me queda claro qué aspectos soluciona. Se dice que no es lo mismo tratar con un secretario de Gobernación que con un vicepresidente, por toda esta fuerza del electorado. Bien, a mí me parece que es razón suficiente para establecer un caldo de cultivo para posibles problemas”, afirmó.
Como ejemplo, recordó que en México hay muchas experiencias de colaboradores del presidente que tuvieron rupturas con él debido a diferencias de visiones.
El especialista explicó que, si bien uno de los argumentos para la inclusión de esta figura es que actualmente la Constitución no prevé una sustitución adecuada ante la ausencia del mandatario en turno, el problema se puede solucionar agregando las causales que sean necesarias, pero bajo el actual régimen de presidente provisional, sustituto o interino.
Antonio Tenorio Adame, profesor universitario, se dijo en contra de introducir la figura de vicepresidente en la Constitución, pues tal como lo proponen bancadas como la del PRI, es insuficiente.
Explicó que la propuesta no contiene la parte propositiva del modelo estadounidense, donde esta figura funciona como una “incubadora de presidentes”.
“En Estados Unidos la vicepresidencia funciona como incubadora de presidentes, para que se preparen con distintas facultades; y en el Senado, que el vicepresidente preside, se desarrolla y adquiere prácticas del Gobierno interior y atenciones de algunas políticas interiores, y también el conocimiento territorial.
“¿Esto qué significaría en nuestro país? Los candidatos no están incubados y tenemos candidatos hechos al vapor, candidatos improvisados, candidatos que vienen del sector empresarial y que quieren dirigir al país y dicen que van a resolver el problema de Chiapas en 15 minutos”, dijo.
Miguel Ángel Sulub, presidente del Comité Directivo de la Barra Mexicana de Abogados, reconoció que la vicepresidencia es una figura polémica, porque fue incorporada en la legislación en 1824, y lejos de abonar a la cooperación y colaboración con el presidente, se convirtió en un factor de inestabilidad.