MUJER Y PODER
Los contenedores de Ensenada
Por: Natalia Vidales de Bitterlin*El trayecto que el turista -norteamericano o nacional- recorre de la frontera que une a California con Ensenada -a través de la espectacular vía escénica- debería de culminar con otro hermoso escenario en la entrada al puerto. Acorde a la belleza del recorrido emprendido.
Pero esto no es así, lamentablemente, porque en cuanto el conductor cruza la caseta de San Miguel, para llegar a su destino, el recibimiento es -a la vista del lado oriente- un muy desagradable y feo espectáculo: decenas -¿o tal vez centenas por los que se van acumulando?- de contenedores en una amplia extensión de terreno que se apilan desordenada y descuidadamente, cuya cantidad ha venido aumentando con los años sin que parezca que ninguna autoridad se percata de la contaminación visual que representa y de la desagradable bienvenida a turista.
Han sido años de protestas de los ensenadenses, sobre todo del gremio turístico, quienes desde el inicio se han quejado por la instalación de este cementerio de armatostes, fenómeno que ocurre porque quienes entregaron algún tipo de mercancía en el puerto, han optado por abandonarlos ahí para evitar el alto costo que representaría devolverlos vacíos a su lugar de origen. Más fácil y barato que aquí se queden ¿no? si nadie dice nada… pues entonces lo continúan haciendo.
No ha habido autoridad que ponga un freno a esta situación que perjudica a los ciudadanos locales y a los visitantes -por la contaminación visual que provoca- y peor aún con un "yunque" contiguo que ha hecho su aparición en fecha reciente, seguramente motivado por el desorden imperante en el lugar que anteriormente, hay que recordar, era un verdadero bosque que fue talado sin misericordia y sus frondosos árboles pasaron a ser historia, desafortunadamente.
Así, al finalizar la carretera escénica por un recorrido espectacular… no hay cereza en el pastel. Hay frustración y desilusión en el turista y disgusto del residente y de quienes amamos este puerto y deseamos que muestre al visitante su mejor rostro.
¿A quién compete esta situación? Supuestamente al gobierno federal, pero sin duda el municipal y estatal también pudieran intervenir para poner punto final a esta situación y que ese espacio vuelva a tener vida verde.
Al ciudadano no le interesa a quien compete solucionar el problema. Para, ello, pensamos, están los funcionarios que deberían de cumplir con su cometido sin necesitar una denuncia oficial sino por simple compromiso comunitario y por amor a su tierra, a su entorno. No es válido mostrar ceguera cuando el mal está a la vista.
El problema y las quejas tienen años, ahora con el agravante del "yunke" instalado. ¿Quién podrá poner un alto a este atropello a Ensenada?
¿Quién dice yo? El cuidado y la mejoría que le debemos a Ensenada corresponde a todos -de algunos al señalar las fallas, como aquí lo planteamos, y de otros corregirlas- para engrandecer el orgullo de ser ensenadense.
*Activista social y periodista con más de 40 años de ejercicio profesional. Fundadora y directora de la revista Mujer y Poder
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