Sin rendir cuentas

Cuando se incrementó la presión por la falta de libertades políticas en el país, el partido en el poder cedió a las exigencias y promovió una reforma electoral para otorgar escaños en congresos y cabildos a los representantes de los partidos de oposición, incluso a finales de la década de los ochenta del siglo pasado se reconoció el triunfo del panista Ernesto Ruffo Appel a la gubernatura de Baja California y 11 años después se produjo la alternancia política en la presidencia de la república.
Y con el cambio de gobierno en el año 2000 se crearon una serie de instituciones y organismos autónomos para garantizar comicios limpios, un efectivo combate a la corrupción, de que hubiera transparencia y rendición de cuentas, así como pleno respeto a los derechos humanos.
Sin embargo, con el paso del tiempo, en la medida que estas instancias independientes comenzaron a sancionar a los funcionarios corruptos y los malos manejos dentro de los partidos, la reacción de la clase política fue recortarles el presupuesto para su operación y alterar el proceso de designación de sus integrantes, para imponer a personas que pudieran manipular.
Es por eso que los institutos responsables de organizar las votaciones y aquellos que buscan fomentar una cultura de transparencia y rendición de cuentas, hoy se encuentran en su peor época y poco pueden hacer para evitar los excesos gubernamentales.
Así que las enormes expectativas que despertó una mayor transparencia en las instituciones, no han impactado de la misma manera en el combate a la corrupción, reconoció el magistrado presidente del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, Reyes Rodríguez. 
“La legislación en México en materia de transparencia ha sido muy bien evaluada en instancias internacionales como un instrumento normativo para a la actuación de las autoridades, pero, por otra parte, en términos de resultados, como una herramienta para combatir la corrupción, también ha quedado un poco a deber”, reconoció.
No obstante, Alejandro Poiré, ex funcionario del extinto Instituto Federal Electoral (IFE hoy INE), se mostró optimista sobre el futuro de las instituciones en materia de transparencia.
Planteó que uno de los retos es atender el impacto de la transformación tecnológica a nivel global y el avance de la inteligencia artificial en las campañas electorales. 
“Estamos ante el reto de saber si lo que se divulga en una campaña es cierto o no es cierto, o qué tantas cosas reales están en el centro del debate público”, apuntó Poiré. 
Por su parte, el ex consejero electoral Arturo Sánchez hizo notar los cambios en transparencia y acceso a la información en décadas recientes, recordando al secreto bancario y fiduciario al que se enfrentó la autoridad electoral en los casos de Pemexgate y Amigos de Fox, por mencionar algunos.
La cuestión es que preservar la autonomía de las autoridades electorales es crucial, porque la democracia, al igual que la cultura, es una construcción colectiva y además evolutiva, es decir, no es obra de un solo hombre, ni de una sola corriente de pensamiento.
Por tanto, es fundamental enfrentar con inteligencia los nuevos dilemas para la democracia, tales como la equidad, la paridad total entre hombres y mujeres, las nuevas formas de participación ciudadana, la erradicación de la violencia política en contra de las mujeres, la desinformación y los discursos de odio.
Todavía estamos a tiempo.