Costosa desconfianza

¿Por qué organizar las votaciones en México cuesta tanto dinero? La respuesta no es tan complicada, debido a que nuestro sistema electoral está plagado de candados que encarece las etapas previas y posteriores de los comicios, además de que seguimos atrapados en el tiempo al seguir sufragando en papel, cuando existe ya la posibilidad de ejercer el voto electrónico, pero como los partidos políticos llevan décadas fomentando la desconfianza social y la cultura del fraude, entonces es necesario contar con una estructura como la del Instituto Nacional Electoral (INE) que no deje lugar a dudas.
El argumento de que la democracia mexicana es cara por la supuesta burocracia dorada del INE es una mentira, porque la mayor asignación presupuestal se destina para el financiamiento público que reciben los partidos; además, se debe sumar el alto precio que implica imprimir millones de boletas electorales, más las actas de instalación, incidentes y escrutinio, la tinta indeleble, mamparas, urnas, crayones y la renta de mesas, sillas y lonas para cada casilla, aparte de pagar a los capacitadores que instruyen a los ciudadanos que fungirán como funcionarios de los centros de votación, parafernalia que podría ahorrase si se implementará el sufragio a través de plataformas y dispositivos digitales, pero no se hace por culpa de quienes integran la clase política, quienes no confían ni en ellos mismos.
Por si fuera poco, el profesor en ciencia política, Adam Przeworski, advirtió que al margen de lo ocurra con el INE, el daño a la democracia mexicana está hecho, luego de que el gobierno federal puso en duda los resultados de los comicios que el Instituto organiza.
El académico de The Wilf Family Department of Politics de la Universidad de Nueva York señaló que las elecciones no son todo, pero sin ellas la democracia no existe. 
“Me temo que en México el daño ya se ha hecho, no se trata en realidad en este momento qué pase con el INE; lo que una gran parte del Gobierno dijo: ‘no podemos confiar en los resultados de las elecciones organizadas por el organismo que las organiza’, es el daño mayor”, indicó. 
Przeworski dijo estar a favor de la regla de las mayorías, pero éstas, apuntó, tienen que autolimitarse, y entender que si abusan de esta condición para afianzarse en el poder, independientemente de las preferencias electorales, la democracia es imposible. 
Una acción normal de los Gobiernos populistas, agregó, es dividir a la sociedad entre amigos y enemigos o traidores de la patria, por lo que consideró que la oposición tiene que ir más allá de jugar ese papel, y debe presentar un proyecto alternativo sobre la transformación que la sociedad necesita.
“Es necesario transformar este sistema representativo, pero el problema es cómo hacerlo sin destruir a las instituciones, las organizaciones civiles, la libertad de prensa, las instituciones que manejan las elecciones; cómo hacerlo sin debilitar la democracia, y ese es el desafío de la oposición”, señaló.
En ese sentido, Daniel Zovatto, director para América Latina y el Caribe del Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral (IDEA), expuso que diversas mediciones en materia democrática, coinciden en que desde 2018 a la fecha, México ha vivido un proceso gradual de deterioro democrático.
Por tanto, el escenario de cara a las elecciones presidenciales de 2024 apuntan a que se agudizará la polarización y por ende se incrementará también la desconfianza, y los costos pueden ser muy altos, no sólo los económicos, sino los sociales.