DÍA DEL SEÑOR

Domingo de Ramos de la Pasión del Señor. Ciclo “A”

Por: Carlos Poma Henostroza
sábado, 1 de abril de 2023 · 00:10

“Velen y oren, para no caer en la tentación”. (Mt 26, 14- 27, 66)
Hoy, Domingo de Ramos, el Señor entra a Jerusalén sentado en un burrito, con la gente echando sus mantos y ramos para que el polvo del camino no le ensucie. La gente le recibe como rey. Es Jesús mismo que decidió entrar así en Jerusalén. Él sabe que la gente le va a recibirle como Mesías. Y Jesús acepta este honor.
La entrada triunfal de Jesús a Jerusalén. También se le llama Domingo de Pasión, pues en este día damos inicio a la Semana de la Pasión del Señor. Las lecturas de hoy, nos invitan a acompañar a Jesús en su sufrimiento, en las torturas a las que fue sometido, para darle gracias por redimirnos, por rescatarnos, por salvarnos y abrirnos las puertas del Cielo.
La entrada triunfal de Jesús a Jerusalén a pocos días de su Pasión y Muerte, nos invita a reflexionar sobre si Jesús es Rey, y si lo es ¿qué clase de Rey es? Jesús, aun siendo el Mesías, siempre huyó de la idea que la gran mayoría del pueblo de Israel tenía del Mesías: ellos esperaban un Mesías poderoso, de acuerdo a criterios humanos y políticos, que los libertara del dominio romano. Jesús, por el contrario, va dejando bien claro que su misión es diferente. Por ejemplo, cuando después del milagro de la multiplicación de los panes, la multitud quiere aclamarlo como rey, ¿qué hace? Sencillamente desaparece.
Cuando Jesús es interrogado por Pilatos "¿Eres el Rey de los Judíos?", no niega que lo sea, pero precisa: "Mi Reino no es de este mundo" (Jn. 18, 36). Ya lo había dicho antes a sus seguidores: "Mi Reino está en medio de vosotros" (Lc.17, 21). Y es así, pues el Reino de Cristo va permeando paulatinamente en medio de aquéllos -y dentro de aquéllos- que acogen la Buena Nueva.
El Reino de Cristo, aunque ya comienza a estar dentro de cada uno de los que siguen la Voluntad de Dios, se establecerá definitivamente con el advenimiento del Rey a la tierra, en ese momento que el mismo Jesús anunció durante su juicio; es decir, en la Parusía (al final de los tiempos) cuando Cristo venga a establecer los cielos nuevos y la tierra nueva, cuando venza definitivamente todo mal y venza al Maligno.
Y ¿quiénes son los súbditos de ese Rey? ¿Quiénes son su pueblo? Todos los que hayan sido como Él, todos los que hayan cumplido la Voluntad de Dios, todos los santos, todos los salvados por la sangre derramada de ese Rey en la cruz.
Las palmas que se usan en este Domingo de Ramos, simbolizan nuestra condición de ser gobernados por Jesús como Rey de Cielos y Tierra, pero más como nuestro Rey, Rey de nuestro corazón. Dueño y Señor de nuestra vida y de nuestra voluntad. Si no es así, no tiene sentido tener palmas en nuestras manos.
Dejémonos reinar nuestras vidas por Él, eso significa que lo hacemos dueño de nuestra vida para ser suyos. Así el Reino de Cristo comienza a estar dentro de nosotros mismos y en medio de nosotros. Así nos preparamos adecuadamente para cuando Cristo venga glorioso entre las nubes a establecer su Reinado definitivo: la morada de Dios entre los hombres.
El Domingo de Ramos anticipa también ese triunfo de Cristo para que no nos desanimemos cuando lo veamos totalmente humillado y abandonado. Sabemos que es precisamente esa humillación la que lo llevará al triunfo. Confiemos también nosotros en este tiempo de prueba y mantengámonos fieles a Jesús. Ya que compartimos su pasión, tendremos también parte en su resurrección.

Que Dios con su infinito amor, siga gobernando nuestros corazones y nos bendiga, acompañe y proteja siempre.cpomah@yahoo.com 

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