MUJER Y PODER
El viacrucis permanente: Cruce fronterizo Tijuana-San Ysidro
Por: Natalia Vidales de Bitterlin*De nada sirvió que el presidente Andrés Manuel López Obrador anunciara -en su visita a Tijuana el pasado 10 de noviembre- que el problema de las demoras en el cruce vehicular de la frontera San Ysidro-Tijuana se resolvería a la brevedad.
No ha sido así. No sólo no ha habido mejoras -pese al compromiso adquirido- sino que el problema se ha intensificado ocasionando horas y más horas para lograr el objetivo de entrar a México a través de la garita El Chaparral, donde seis de las 21 casetas de revisión existentes están -incomprensiblemente- cerradas.
En un verdadero viacrucis se ha convertido no sólo para los bajacalifornianos que a diario requieren internarse a Estados Unidos -por motivos de trabajo, escuela o tratamientos médicos- cruzar la línea, ya que esperar, para su regreso, un mínimo de dos horas no es un problema menor.
Para ellos es grande el trastorno, pero enorme es también el gran inconveniente que esta situación ha causado al turista -que no tiene ninguna obligación de visitarnos-. La situación no aguanta más, porque el daño al sector turístico ya se ha hecho y no hay esperanzas de que la situación mejore. Contra lo que sucedía en el pasado -las calles llenas de turistas "gringos"- hoy brillan por su ausencia los estadounidenses en Baja California. ¡Claro! Cada día son menos quienes "se animan" a visitar nuestras playas -nuestras bellísimas playas- y demás destinos de los huéspedes por los obstáculos y disfunciones a las que se enfrentan: después de dos o más horas de espera en las largas filas para el cruce a Tijuana; y las penas continúan porque el cuello de botella con el que se topan es demoledor, con otro par de horas de demora por las vías en reparación o construcción que obligan a internarse a la ciudad para poder tomar la carretera y continuar sus travesías. Y no es cosa menos transitar por las calles de Tijuana, no sólo por el congestionamiento vial y el desorden existente, sino por la extorsión a la que se exponen por parte de elementos policiacos que ven en el turista la oportunidad de obtener ingresos extras y le ofrecen ayuda a cambio de varios "dolaritos" (pero ese tema merece otro texto aparte).
El cruce fronterizo es un problema que urge atender de a-de-ve-ras. La espera del proyecto anunciado, inicialmente, hace ya más de diez años es ya inaceptable. Hubo emoción y esperanza cuando en julio del 2014 se anunció un nuevo cruce, el Otay II, pero a la fecha no se ve claro ni la construcción ni mucho menos la fecha de terminación. Otra ilusión llegó con el compromiso del presidente al finalizar el 2023, pero el problema no se soluciona y los daños económicos al estado continúan, mermando la derrama económica que genera el turismo, esa gran industria sin chimeneas que debemos aprovechar al máximo.
La garita internacional de Tijuana es el cruce más grande ¡del mundo! Más de 25 millones de cruces en automóvil se dan al año (alrededor de 50 mil vehículos diarios según datos de la oficina aduanal) y no estamos, ni los ciudadanos ni las autoridades, para desaprovechar la oportunidad que ello significa, limitando o entorpeciendo tamaño flujo, cuya inversión para facilitarlo no es un gasto ni un lujo, sino una inversión productiva.
Por ello, urge la atención a este enorme trastorno que a todos nos afecta. Urge atenderlo ahora, no para un -otro- futuro lejano.
*Activista y periodista con más de 40 años de actividad profesional. Fundadora y directora de la revista Mujer y Poder
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