LA MARAÑA CÓSMICA
Las poblaciones que habitan el planeta se aparean.
Por: Dr. Rolando Ísita Tornell*Pregunté al biólogo Carlos Valderas si otras especies tienen individuos que husmean por otros lados, a poblaciones de otras especies, van y regresan a los rebaños. Le llamamos "interfase", me dijo y dibujó convivios de poblaciones tangenciales y traslapadas. Que uno o pocos individuos migren y con el tiempo establezcan una población no sucede, incurrirían en endogamia con las consecuentes mutaciones desastrosas. Las migraciones y los intercambios genéticos son en poblaciones, en individuos es irrelevante.
Un ejemplo con nuestra especie sería la "interfase" de Homo sapiens con Neandertal. ¿Cómo lo sabemos? La técnica de decodificación del ADN, entre la infinidad conocimientos que se derivaron, ha sido el identificar las relaciones de los grupos humanos con otras especies.
Al analizarse el código genético de poblaciones de humanos que hoy habitamos el planeta supimos que hubo apareamientos "viables" con Neandertal, también sabemos de las nefastas y fatales relaciones con especies como virus, hongos y bacterias. Supimos de un mismo virus que invade a monos y humanos, desatando la muerte de éstos (ya no), y así con otras especies. Lo sabemos porque hay rastros de esas especies en las estructuras moleculares humanas, ¡asombroso!
En los casos de Neandertal y vestigios de intercambio genético entre poblaciones humanas, indagar por esas rutas de preguntas sobre nosotros mismos, y no con paleobiblias de amigos imaginarios como explicación, ha dado lugar a la paleobiología que ha aportado robustas confirmaciones del origen común africano de las poblaciones humanas que hoy habitamos el planeta.
De ahí que discursos y narrativas, así como legislaciones, educación, contratos de trabajo, legitimidad de la propiedad, genocidios por superioridades de colores de la piel o posesiones, linchamientos y un sinfín de chuladas más, incluyendo la extinción provocada al imponerse unas poblaciones sobre otras, o la acumulación de riqueza sobre la salud de la frágil atmósfera del planeta y las especies que sostiene, carecen de sustento en la vida misma
Asimismo, esos conocimientos no dejan duda que ha habido apareamientos que explican los vestigios moleculares de intercambios genéticos de las poblaciones. Hoy vemos a un presidente con el color de su piel oscura en un país aún dominado por creencias de supremacismo blanco, a un premier británico descendientes de hindúes, un país con larga data de exterminio de poblaciones africanas, asiáticas y latinoamericanas cuyas élites consideraban subhumanas, o como México, donde más del 80 % de la población es mestiza.
Todo lo anterior tiene en su base el apareamiento, la reproducción sexual. Sin embargo, muy poco sabemos del apareamiento que no sea el de la moral o los contratos matrimoniales civiles o religiosas. ¿Evidencias? La violencia de género, las violaciones, la pederastia, el comercio de niñas y niños mundialmente padecidos, el creciente aumento en las tasas de divorcios.
Los zoólogos han estudiado sinfín de rituales de apareamiento de un sinnúmero de especies, el macho pavorreal extendiendo sus vistosas plumas para cortejar a la hembra, pajaritos que limpian de hojas y basura un espacio para luego ponerse a danzar a ver si la hembra se anima, la Mantis religiosa decapitando al macho al aparearse, como ejemplos.
Pero de nosotros humanos sabemos casi nada, que cada pareja se apareé como pueda, el ritual del apareamiento humano lo tenemos preso en el más profunda y siniestra mazmorra. No se intente liberarlo con información confiable porque surgen enconadas protestas de sedicentes organizaciones de padres de familia aliadas al poder, impidiendo la educación sexual basada en el conocimiento.
No obstante, el apareamiento humano, como mercancía, se puede inferir que es muy exitoso, lamentablemente hay poca información de cuánto aporta la pornografía al producto interno bruto de los países, particularmente el más moralista con el primer lugar en la industria pornográfica, pero se calcula en 100 mil millones de dólares anuales. Eso sí: "déjese ahí, no te toques". Lo asombroso también es que se ha "democratizado" la mercancía, se monetarizan los likes insinuando los encantos.
*Periodista y comunicador de la ciencia UNAM risita@dgdc.unam.mx
...