LA MARAÑA CÓSMICA

De la materia perdida a la maraña cósmica

Por: Dr. Rolando Ísita Tornell*
lunes, 5 de febrero de 2024 · 01:14

Los astrofísicos Fabricio Nicastro, italiano; Yair Krongold, de México, y su grupo, habían detectado bariones perdidos en un medio intergaláctico muy caliente, publicado el 2005 en la famosa revista Nature.
En los inventarios astronómicos de la materia que todos conocemos (bariónica) había un faltante (materia perdida), ¿dónde está? Fabricio, Krongold y su grupo creativamente pensaron que, si utilizaban un poderoso jet eyectado por un cuásar, cuya trayectoria hacia el observador surcara por el espacio oscuro entre las galaxias, en el espectro electromagnético aparecerían líneas de absorción de átomos si es que había algo ahí. Lo lograron, además, las líneas de absorción eran de carbono, hidrógeno, oxígeno y nitrógeno. Asimismo, explicaron que esa materia constituiría una de las múltiples ramas de la Cosmic Web.
Si pudiéramos alejarnos del Universo todo, lo observaríamos como si se tratara de un abigarrado tejido neuronal, mediante simulaciones con modelos numéricos es que se ha podido reproducir esa imagen. En un fragmento de rama de esa maraña en donde detectaron esa materia conocida faltante.
Un año antes, 2004, el director del Instituto de Astronomía (IA), José Franco en ese entonces, solicitó Julia Tagüeña, directora de la Dirección General de Divulgación de la Ciencia (DGDC/Universum), la estancia de un académico divulgador para asesorarle en la organización y operación de una oficina de información pública.
El proyecto que presenté al astrofísico, basado en el modelo de Opinión Pública de Kimball Young, contemplaba el uso de todos los medios y soportes para inducir mediáticamente conductas y creencias favorables, en este caso, a la astronomía. Debía yo aprovechar cualquier medio y pretexto para hablar de la astronomía y del IA.
En esos años la parafernalia de las redes sociales estaba aún en pañales, de hecho sólo existían los "blogs" y versiones digitales de algunos periódicos. Al colega Martín Bonfil, El Universal le había ofrecido un blog en su edición digital, no le interesó y prefirió recomendarme. La detección de la materia perdida y el ofrecimiento del diario confluyeron.
Al pasarle a José Franco el comunicado de prensa sobre el descubrimiento de materia perdida por los investigadores del Instituto (el italiano tenía plaza en el IA) para su revisión, tachó la palabra "maraña" y la sustituyó por "red". Le argumenté que si fuera "red" en inglés sería "net", y al observar la simulación no se ve una red tipo portería de futbol, la del tenis o la que cubre la posible caída de los trapecistas. "Discútelo con Yair (Krongold) y me dices qué acordaron", dijo Franco. Yair está de acuerdo con "maraña", le informé. "Montoneros", comentó Franco.
La traducción de otros idiomas al español es uno de los retos que tiene el comunicador de la ciencia, los científicos no son lingüistas y sus traducciones suelen ser no muy afortunadas, como eventos en el Universo muy violentos con traducciones muy ligeritas, tal cual las flares del Sol o las eyecciones (burst) de rayos gamma; "fulguraciones" en el primer caso y "destellos" en el segundo. ¿Por qué no mejor "flamazos", los del Sol, y "estallidos" para los de rayos gamma? Así con la Cosmic Web.
Gabriela Velázquez, en esas fechas responsable de El Universal on line, me pidió ponerle título a la columna periodística en forma de "blog". Yo acababa de releer El Origen de la Vida (1936), del bioquímico soviético Alexander Oparin, donde decía que los astrónomos nos han dado a conocer que el Universo está contenido de los elementos precursores de la vida, como lo son el Carbono, el Hidrógeno, el Carbono y el Oxígeno, ¡justo las líneas de absorción que detectaron Nicastro y Krongold!
Los descubrimientos astronómicos susceptibles de compartirse con el público no son tan frecuentes para alimentar una columna semanal, además, debía continuar la divulgación de otras disciplinas de la ciencia, sumado a que tenía que aprovechar cualquier medio, recurso y soporte para inducir creencias y actitudes favorables a la astronomía. Si en la maraña cósmica abundan los elementos precursores de la vida, titular así la columna me daba la cobertura para abordar la astronomía, la física, la química, la biología, las matemáticas, arqueología, antropología, paleontología, similares y conexos. Así surgió hace 19 años la columna "La Maraña Cósmica", que hoy alberga generosamente este diario.

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