REFLEXIONES

Votar por la justicia: Entre la ley y la responsabilidad ciudadana

Por: Reynaldo Magaña*
sábado, 17 de mayo de 2025 · 00:00

La democracia mexicana transita por una etapa definitoria, donde las decisiones del presente trazarán el contorno político, legal y social del futuro inmediato. En este contexto, la elección del próximo 1º de junio representa un parteaguas sin precedentes: Por primera vez, la ciudadanía elegirá directamente a una parte importante de quienes integrarán el Poder Judicial.
Esta reforma, impulsada y concretada por la actual administración, ha sido objeto de polémica, debates y tensiones institucionales. Pero más allá de filias o fobias políticas, hay una verdad irrefutable: La ley ya cambió. La elección se va a realizar, y con ello se abre una nueva etapa en la historia jurídica del país. Frente a esta realidad, se impone la máxima jurídica que dice: Dura lex, sed lex, la ley es dura, pero es la ley.
Quienes hoy cuestionan las formas o el fondo de esta reforma debieron haber alzado su voz cuando el momento lo permitió. Quienes desean un mejor sistema de justicia, más autónomo y profesional, deben entender que esa posibilidad no nacerá del desdén ni de la queja pasiva. La única vía legítima y eficaz para incidir en el rumbo del país es el voto.
No basta con desear un Poder Judicial independiente, se necesita construirlo. Y para ello, la ciudadanía está llamada a participar activamente. Exigir jueces capaces, íntegros y comprometidos con la Constitución no tiene sentido si se decide permanecer en casa el día de la elección. La apatía, la indiferencia y la abstención no generan contrapesos, ni defienden la democracia. Solo la acción cívica puede hacerlo.
Conviene recordar un dato alarmante: En la última elección presidencial, el número de personas que se abstuvo de votar fue mayor que el número de votos que recibió la candidata ganadora. Esa abstención masiva no fue señal de protesta útil, sino de desconexión, de resignación o de simple desinterés. Y, para efectos prácticos, la política es una aritmética cruda: Cuenta quien vota, no quien se queda callado.
Ahora, el país enfrenta un momento aún más sensible. La estructura que tradicionalmente ha sido el dique frente a los excesos del poder, el Poder Judicial, será reconfigurada en las urnas. Y con ello, surge una enorme responsabilidad para el electorado: No se trata de elegir a "jueces populares" sino a personas con probidad, conocimiento jurídico y compromiso con el Estado de derecho.
El riesgo de convertir al juzgador en un personaje carismático, sin el rigor ni la ética profesional que demanda la función judicial, es inmenso. La justicia no puede someterse a los vaivenes del aplauso, ni a la lógica de las mayorías. Debe ser, por el contrario, la defensa serena y firme del marco legal, aún en contra del humor social del momento.
Por eso, este 1º de junio no es un día más. Es una oportunidad histórica para construir o destruir, la columna vertebral de nuestro orden institucional. Acudir a votar no es sólo un derecho, sino un deber impostergable. Porque quien no vota, calla. Y quien calla, otorga.
México necesita más ciudadanía y menos resignación. Más responsabilidad y menos pretextos. Si realmente aspiramos a un país con jueces independientes, capacitados y justos, no podemos delegar esa decisión en otros. El camino es uno solo: Acudir a las urnas y elegir con conciencia.
Al final del día, la justicia que tengamos dependerá, en buena medida, de nosotros mismos. Votar es decidir. Y decidir, en este momento, es un acto de compromiso con la ley, con la democracia y con el futuro de México.
Ya vendrán otros momentos electorales en los que se podrán elegir legisladores que lleven la voz ciudadana al congreso, para convertirla en leyes, que respondan a las expectativas de los que hoy claman formas de política diferentes. Mientras tanto, el primero de junio espera…

*El autor es jurista y analista social

X: @ReyMagaa
Facebook: Rey Magaña
Instagram: reynaldo_magana
Treads: reynaldo_magana

reyconosil@gmail.com

 

...