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La Corte, la toga y el derecho a vestir la propia historia

Por: Rodolfo Moreno Cruz*
martes, 10 de junio de 2025 · 00:00

El próximo presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha anunciado que, previa revisión del reglamento, optará por usar vestimenta indígena de gala en lugar de la toga tradicional. Bastó ese gesto para desatar una polémica. No es poca cosa que sus primeras palabras al frente del máximo tribunal del país sean un acto de dignidad.
Algunos creen que el racismo se esconde en el color de piel. Pero hay algo más cotidiano, más silencioso y, a veces, más cruel: la ropa.
Lo dice la ENADIS 2022: en México, la principal causa de discriminación no es la raza, ni la religión, ni la orientación política. Es la forma de vestir. No importa si tu piel es clara u oscura: si llevas tenis sencillos, ropa holgada o una blusa tradicional, hay miradas que te recorren como si fueras culpable. Y lo peor: te juzgan sin decir una palabra.
Aquí la cita textual: "Las personas con piel más oscura señalaron que la forma de vestir (33.1%) era la principal causa de discriminación. Las de tono intermedio también (30.1%). Incluso quienes tienen piel clara lo reportaron como motivo principal (29.4%)." -ENADIS 2022, INEGI-CONAPRED-CNDH
Una amiga me contó que cada vez que llegaba a su trabajo con ropa cómoda y tenis, las miradas la seguían como si leyeran sus antecedentes penales. ¿Su delito? No vestir "como se espera".
Pero esta historia no comienza hoy. La historiadora Francel R. Chassen cuenta que, en 1896, indígenas chatinos se rebelaron en Juquila, Oaxaca. Cuando el gobierno sofocó la revuelta, impuso una medida insólita: prohibió el uso de vestimenta indígena. Quien quisiera entrar a la ciudad debía alquilar zapatos y trajes "de gente decente". Al salir, se los quitaban y recuperaban su ropa.
El cuerpo como disfraz. La identidad como pecado.
La ropa no es sólo tela: es historia, es memoria, es identidad. No se impone. No se prohíbe. Se respeta.
Sobre la toga, es importante subrayar que tiene historia, tradición, simbolismo. Merece respeto. Al igual que la vestimenta indígena. Ninguno de las dos debe imponerse por encima de otros símbolos igualmente legítimos.
La discusión -fuera del racismo- debe centrarse en su obligatoriedad. Algunos alegan el decreto de 1941 que la hace obligatoria. Pero es importante recordar que en 2024 se reformó la Constitución para reconocer, en palabras de la propia norma, el derecho de los pueblos indígenas a preservar, proteger y desarrollar su patrimonio cultural.
Y cuando una norma inferior contradice a una superior, vence la superior (lex superior derogat legi inferiori). O cuando una ley vieja choca con una ley nueva, vence la nueva (lex posterior derogat legi priori). Respuesta legal, hay.
No se puede obligar a un ministro indígena a vestirse como dicta "la tradición" nacional, porque eso equivale a negarle su propia historia. Sería tan absurdo como obligar a todos los ministros a llevar ropa deportiva. En ambos casos, es lo mismo: imposición cultural.
México no puede seguir siendo un país de una sola cara. Somos muchos Méxicos. Y eso no nos debilita: nos enriquece. Un país que no reconoce su pluralidad es un país que niega su raíz.
Y eso, en un país como el nuestro, también es justicia.

*Experto en temas de Derechos Humanos

rodmcrz@gmail.com

 

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