AJEDREZ PÚBLICO

Las yuntas del vecino

Por Alfonso Torres Chávez
domingo, 25 de marzo de 2018 · 00:00

Ensenada, B. C.

El gobierno del presidente, Donald Trump, está debatiendo si aplica o no la pena de muerte a narcotraficantes en Estados Unidos.

En México, la pena de muerte está permeada de ciertas limitaciones constitucionales. Se aplica sólo al pirata, al incendiario, al parricida, al traidor en guerra extranjera, entre otros supuestos.

El caso de la propuesta de Trump levanta ámpula. En ciertos estados del vecino país del norte es legal el consumo de mariguana -por citar la droga que más se consume, aunque desde luego hay otras más- con fines médicos o recreativos. Sin embargo, en un país donde cada uno es libre de consumir, el tráfico ilegal está prohibido. A ello hay que añadir que Estados Unidos es uno de los principales consumidores de drogas, las cuales se producen en países como México y en algunos más como Colombia, donde personajes como Pablo Escobar Gaviria introdujeron una gran cantidad de cocaína.

Castigar el narcotráfico con la pena de muerte tiene sus bemoles. Esta lógica también podría aplicarse si volteamos a ver a nuestros legisladores, quienes están convencidos que el aumento de penas de prisión es la solución contra la comisión de ciertas conductas punibles. Al respecto hay ejemplos.

En radio y tele nos dice el Partido Verde que gracias a una propuesta suya se da a secuestradores cadena perpetua, sin embargo, nadie les ha explicado a estos señores que la pena máxima en México es de 50 años de prisión y que se puede aplicar una diversidad de penas de acuerdo con las circunstancias de cada asunto, y que además, la ley penal prohíbe la imposición de penas inusitadas.

La cadena perpetua no es admisible en nuestro sistema jurídico porque el sistema es garantista y de lo que se trata es que el estado castigue las conductas punibles con respeto a los derechos humanos de quienes cometen un delito.

Por lo tanto, proponer o anunciar que delitos como el secuestro se castigan con cadena perpetua es un verdadero absurdo.

Uno de las principios fundamentales de la penología (ciencia auxiliar del derecho penal que estudia las penas y su duración y finalidad) es que la pena readapte desde el momento en que el sujeto ingresa a prisión.

Evidentemente hay muchas cosas del sistema penitenciario que pueden estar sujetas a mejoras fantásticas.

La evolución del derecho penal debe enfocarse en el mejoramiento de las condiciones de la prisión como institución que readapta al sujeto que ha cometido un delito. Aplicar la cadena perpetua es un verdadero absurdo.

Si esto fuera así, no tendría ningún sentido que a partir de 2011 nuestro sistema jurídico se encuentra asentado sobre la base del respeto y protección de los derechos humanos.

Cuando se escuchan cosas como aplicar 140 años de prisión a secuestradores, o aplicar cadena perpetua, cabe preguntarse quién habrá sido la mente brillante que les dijo a nuestros legisladores que está permitido por la ley penal legislar de esa manera.

alfonsotorr@gmail.com
 

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