Columnas

ANDANZAS ANTROPOLÓGICAS: Conservación de la pintura rupestre

Sitio arqueológico El Vallecito, Baja California
jueves, 25 de junio de 2015 · 00:00
Por: Arq. Carlos Chávez Reyes*
 

En el año del 2010, tuve la oportunidad de entrar en contacto con un grupo de restauradoras del área de Conservación Arqueológica de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural del INAH, donde me tocó realizar un recorrido junto con ellas a diferentes sitios con pintura rupestre en el estado, como El Vallecito, Piedra de San José - ambos en el municipio de Tecate-; La Llave, Cartabón, Cataviña y Montevideo, en el municipio de Ensenada.
Se trabajó un primer levantamiento para obtener información de la situación en general de cada uno de los sitios antes mencionados. Todo este trabajo está incluido en el  Programa de Atención en Conservación a Zonas Arqueológicas con Manifestaciones Gráfico- Rupestres, cuyo principal objetivo es contribuir a la documentación, estudio y conservación integral de sitios con pintura rupestre en México, a través de estrategias de registro y documentación, investigación, conservación planificada y gestión sustentadas en prioridades regionales.
Se determinó que un sitio prioritario es El Vallecito, ubicado dentro del ejido Jacumé, a cinco kilómetros al oeste del poblado La Rumorosa y a ocho kilómetros al sur de la frontera con Estados Unidos.
El proyecto inició con el diagnóstico detallado de  cinco resguardos con pintura rupestre abiertos al público, los cuales son: El Tiburón, El Diablito, El Hombre Enraizado, La Cueva del Indio y Solecitos.
A partir de la información recabada, se pudo obtener una visión general sobre la problemática actual en materia de conservación que está presente en este sitio, poniéndose en evidencia la importancia de promover acciones para evitar la pérdida o el avance del deterioro, causados por agentes naturales como humedades, sales y cambios de temperatura, u ocasionados por el hombre, como el graffiti, fotografías con flash, o el tocar las pinturas.
Mediante el diagnóstico se pueden elegir los tratamientos que son adecuados o indicados para las áreas con pintura rupestre según su proceso de deterioro y las condiciones medioambientales en las que están inmersas. Cada resguardo presenta problemáticas diferentes, por lo tanto, los tratamientos varían.
Las intervenciones consisten principalmente en limpieza general superficial y liberación de afectaciones ocasionadas por los visitantes (graffitis, manchas), consolidación y resanes. Los trabajos de conservación se programaron en diferentes temporadas de campo, directamente en cada uno de los resguardos del sitio que están abiertos al público.
Las primeras dos temporadas de campo se llevaron  a cabo en octubre del 2013 y junio del 2014, en el resguardo denominado Cueva del Indio. Los trabajos fueron coordinados por la maestra Sandra Cruz Flores y un equipo de cinco especialistas.
Se trabajó alrededor de cinco semanas continuas en ambas temporadas. Primero se liberaron los resanes de cemento sobre grietas y fisuras colocados tiempo atrás. Cabe mencionar que estos resanes, fueron una solución en su momento, pero el material utilizado no era el indicado.  
Entre otras acciones se consolidó el soporte pétreo, que es la superficie de la roca donde están plasmadas las pinturas rupestres y se llevó a cabo el resane, rellenando los espacios donde se había perdido material. Se usó una combinación de materiales afines y reversibles, para evitar que la piedra se fragmente y se pierda.
Paralelo a estos trabajos, se impartió un curso básico de capacitación a los custodios del sitio arqueológico, para dar el mantenimiento y labores básicas de conservación preventiva en los resguardos con pintura rupestre.
Con ahínco seguimos trabajando y será el próximo mes de julio, cuando emprendamos la tercera temporada de conservación, donde se atenderá el muy reconocido resguardo de El Diablito.

*El autor es responsable del Proyecto de Mantenimiento de Sitios Misionales del CINAH-BC.

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