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ANDANZAS ANTROPOLÓGICAS: Hablemos de fósiles…

jueves, 16 de julio de 2015 · 00:00
Por: Andrea Guía Ramírez*
 
 
¿Sabía que la palabra fósil proviene del verbo latín fodere que significa excavar? Entonces, para excavar un objeto necesariamente tiene que enterrarse, lo cual da una idea de cómo se forman y conservan los fósiles. 
 
¿Y qué es un fósil?- se preguntarán-, pues resulta que se llama fósil a toda aquella evidencia de la vida pasada que puede ser desde una bacteria, una medusa, una almeja, un tronco y ¡hasta los mamuts o los dinosaurios! Pero también se le llama fósil a las pisadas, a los túneles de los insectos, al polen e incluso a los coprolitos (deshechos fecales) de los organismos. Así que cualquier evidencia de un organismo o de su actividad es lo que se denomina como fósil. 
 
Aunque es posible encontrar  fósiles en los diferentes tipos de rocas, es más común recuperarlos en las llamadas rocas sedimentarias. Este tipo de rocas se forman de fragmentos de rocas preexistentes que fueron desintegradas por factores físicos o químicos resultado de la acción de los agentes ambientales como la lluvia, el viento o cambios de temperatura y humedad. A estos fragmentos de rocas se les conoce como sedimentos y son los responsables de cubrir a los restos de organismos que mueren sobre la superficie de la Tierra, y que los aislarán de los agentes externos, conservándolos así por miles o hasta millones de años. Desde que son enterrados, y hasta su descubrimiento, los organismos comienzan una interacción con los sedimentos, lo que genera modificaciones en sus estructuras, llevándose así el proceso de fosilización que convertirá eventualmente a un organismo en "roca”. Sin embargo, no todos los fósiles se transforman en roca, algunos se conservan en ámbar como lo vimos en la famosa película Parque Jurásico, otros más se conservan en hielo como sucede con la ardilla en "la Era de Hielo” y otros más se momifican, conservando así tejidos blandos. 
 
Baja California posee una enorme riqueza fosilífera. Se conocen fósiles desde el Paleozoico –de 540 a 251 millones de años, tiempo en que la península aún se encontraba unida al macizo continental y estaba cubierta por agua. De esta Era se han recuperado fósiles de crinoideos (lirios de mar), corales y de otros invertebrados. Del Mesozoico -de 251 a 65 millones de años-, mejor conocido como la Era de los dinosaurios, se han recuperado varios tipos de amonitas, moluscos cefalópodos parientes de los pulpos y calamares, que poseían una concha enrollada y que, en algunos casos, alcanzaban un metro de diámetro. Y por supuesto, de esta Era también se han encontrado fósiles de dinosaurios del tipo del pico de pato y parientes del Tiranosaurio rex.
 
De la Era cenozoica -de 65 millones de años a 10, 000 años- se tienen fósiles de varios tipos de mamíferos y tiburones, donde destaca el mayor depredador marino, el tiburón gigante Carcharodon megalodon. Y ya más reciente se tienen a los fósiles "más jóvenes”, como son mamuts, mastodontes, gonfoterios, camélidos y caballos.
Los fósiles forman parte del patrimonio de todos los mexicanos por lo que su saqueo, venta y distribución, ¡son un delito! Si quiere aprender más sobre ellos visite el Museo Histórico Regional de Ensenada que cuenta con una sala permanente dedicada a estos organismos que parecen roca o a estas rocas que parecen hueso.
 

* La autora es bióloga y profesora-investigadora del Cinah-BC.

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