Saber leer

Para aprender, leer; para discutir, saber “Yo leo, como la llama lee la madera”. Alfred Döblin.
martes, 27 de septiembre de 2011 · 00:00
Ensenada, B.C. Saber leer, sobre todo, para que el leer sea un saber, además de un placer. Porque una cosa es alfabetizar, con la “RIEB” implementada -observando sus terribles e inexplicables cargas de rezago en Segundo Año- y, muy otra, que los niños sepan leer “para aprender todo lo demás”. Ahora que Alonso Lujambio, titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), a su manera, promueve los asuntos de la “Lectura”, bien le vendría acercarse al Estado de Baja California, constatar los “beneficios” del Programa Nacional de Lectura (PNL), y… veamos si le quedan ganas de seguir “cacareando” demagógicamente logros en la materia. Por eso digo: para aprender, leer; para discutir, saber. Inexplicable, pero cierto: la historia de la lectura en el país es la crónica de un arte que, a pesar de los pesares, se niega rotundamente a morir… “Que los lectores sean pocos -advierte Alberto Manguel-, que lean mal, que confundan propaganda con literatura importa menos que el arte de leer continúe, la más de las veces, a ayudarnos a ser un poco más felices y un poco menos idiotas”. Y aquí recuerdo bien la argumentada reflexión de José Vasconcelos, primer Secretario de Educación en México e incansable impulsor de la campaña “Clásicos Universales” en las escuelas del país: “La escuela libresca es deficiente, pero una escuela que reemplaza el libro con el útil (escolar) condena a la mayoría de la especie a no conocer jamás el mundo de las ideas. La vida, al fin y al cabo, obliga a la mayoría a usar las manos y enseña a usarlas, pero el uso de los libros únicamente la escuela puede darlo”. ¿Ideas… que nos enriquezcan, para que no seamos sólo mano(s) de obra barata? ¡Diablos, que alguien del Sistema Educativo Estatal (SEE), ahorrándose el menosprecio, escuche! Bueno, dejo de clamar en el desierto. Y continúo con mi orden clásico, para ya cerrar la exposición con esta sentencia: más allá de la obligatoriedad de la alfabetización, la “Lectura” cabe en la Educación, siempre y cuando, como quería Platón, demuestre “que no sólo proporciona placer sino también sabiduría”. raelart@hotmail.com

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