El futuro que viene
La servil costumbre de no pensarEnsenada, B.C.
“Cada pueblo tiene la ingenua convicción de ser la mejor ocurrencia de Dios”. Theodor Heuss.
Podemos cambiar el futuro, pero no el pasado.
Si el futuro domina nuestras pretensiones, si trabaja siempre en la prospectiva del placer -- como el deseo inmediato de tomarnos un estimulante trago de café o la intención de repasar nuestras fantasías en una primorosa concatenación de orgasmos musicales -- entonces habría que reconocer que el pasado es el trampolín que nos lanza a la gloriosa piscina de los cielos.
Solía recriminar Santayana: “Quién olvida su pasado, está condenado a repetirlo” (Por favor Sr. Lujambio).
El hecho de imaginar que el futuro no es predecible, que no podemos saber qué pasará en lo porvenir, detengámonos un poquito y recapitulemos cuántas ocasiones él mismo nos ha dado la contraria, cuántas veces nos ha puesto en el lugar y la hora justa para que aquello que soñamos imposible se posesione como un elemento más de la realidad ordinaria.
¿Podemos decidir lo que queremos que suceda?
Desde luego. A eso se le llama tendencia, planteamiento que indica que lo que piensas tiene la posibilidad de suceder, es decir (ejemplifico): Si los políticos de tal partido han fallado -- los bueyes del PAN, pues --, resulta tendenciosamente probable que así sea el resto de los mandatos bajo su membrete, si es que de nuevo alguien decide votar por ellos (y como hay tantos bueyes, poseen hoy la “tendencia” de volver a triunfar, lo que no quiere decir que sea lo mejor o lo que ahora necesita el ensangrentado pueblo de México).
No se olviden que somos capaces de generar circunstancias, no sólo quedar atrapados en ellas
Tendremos que identificar las posibilidades de beneficio ciudadano e intentar hacerlas realidad, evitando siempre la idiotez que nos lleva a “tolerar” -- ya que no tenemos huevos para otro desayuno -- las decisiones indeseables que, en materia de beneficios, tanto daño hacen a la cartera de la gente común.
Y todo por tener la servil costumbre de votar, antes que la de pensar (y soñar un futuro mejor).
raelart@hotmail.com
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