LA COMEDIA POLÍTICA

¿Y si borramos Facebook?

Por Dan T.
domingo, 25 de marzo de 2018 · 00:00

Agencia Reforma/Ciudad de México

Le dice el señor a su hijo de 14 años:
--Santiago, lo he estado pensando y quisiera pasar más tiempo contigo.
--Ay, papá, ¿y qué quieres hacer?
--Que me aceptes en Facebook.


No voy a decir nombres, pero conozco a muuuchas personas que viven más en Facebook que en la realidad. En su muro publican qué comieron, con quién estuvieron, si tienen frío, si están llegando al aeropuerto, si ya despegaron, si ya aterrizaron, si ya volvieron de regreso. Todos los días, lo primero que hacen al abrir los ojos, no es saludar a su pareja ni cerciorarse de que realmente están en su cama, sino tomar su celular y checar sus notificaciones de Facebook. El primo de un amigo me contó que más de una vez le pasó que, ya acostado para dormir, seguí viendo Facebook hasta que, ¡tómala!, se quedaba dormido y el celular le caía en la cara, casi rompiéndole la nariz. Y está también el caso de una compañera de trabajo que se toma una selfie cada dos horas, supongo que quiere saber si ya se volvió bonita, pero pues nomás no sucede. Y no te cuento de mi prima que encontró en Facebook la fe perdida y entonces, no sé cómo diablos le hace, manda cada media hora una estampita religiosa que lo mismo puede ser del Sagrado Corazón que de San Judas o San Charbel, pero si no la compartes y dices “amén” lo más probable es que se muera tu perro, a tu hermana se le caigan los dientes y tu contador se dé a la fuga con todos tus ahorros, si es que los tienes.

Y seguramente tú también tienes cierta adicción a Facebook, o a Twitter, o a Instagram, o a Snapchat, o al chismógrafo de la secundaria. Y está bien, a fin de cuentas cada quien tiene derecho a desperdiciar su vida en lo que le dé la gana. Pero, ¿qué crees? Que Facebook resultó ser una mina de oro para algunas empresas, especialmente las que usan tus datos personales ya sea para venderte cremas, ropa o candidatos. Resulta que una firma llamada Canbridge Analytics acaba de ser exhibida por el mal uso que le dio a los datos de más de ¡¡¡50 millones de personas!!! ¿Y sabes para qué quería esa información? Para que Donald Trump ganara la presidencia de Estados Unidos... y lo logró. Lo peor de todo esto, es que los ladrones de datos no cometieron el robo a mano armada, como estamos acostumbrados a que suceda en el transporte público. No, no. Estos piratas cibernéticos, en realidad, la tuvieron muy fácil: la propia gente se los dio.

¿Cómo es esto? ¡Uy, te vas a espantar! Si alguna vez hiciste alguno de esos test para saber a qué personaje de Rebelde te pareces; si subiste tu foto para saber cómo te verás en 20 años; si te inscribiste en una app que te hace llegar tu horóscopo que nunca la atina a nada; si hiciste algo de eso, seguramente no leíste la letra chiquita y, ¡tenga chango su banana!, le autorizaste a una empresa que quién sabe dónde diablos está a que conozca todos tus datos, desde tu nombre hasta tu edad y tus gustos. Y toda esa información la procesa de tal forma que puede saber cómo diablos venderte mejor su producto. Y en Estados Unidos esa fue una de las maneras --carísima, por supuesto-- como el idiota de Donald Trump logró convencer a tanta gente de votar por él.

Debido a este escándalo, las acciones de Facebook se desplomaron, esto provocó una sacudida en la Bolsa de Valores y el dueño de la red social, el ahora multimillonario Mark Zuckerberg, tuvo que salir a dar la cara (bastante gacha, por cierto) para reconocer que la regaron, que permitieron que se manipulara a la gente y que, en una de ésas, a lo mejor tiene que enfrentar a la justicia.

Ahora dime: ¿vas a seguir usando Facebook o ya por fin lo vas a borrar? Sólo una persona sin corazón no le daría “Me Gusta” a esta columna.

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