Muhammad Ali

domingo, 5 de junio de 2016 · 07:45

Hay buenos deportistas, estrellas y en otra categoría, muy distante de los anteriores, sobrepasando cualquier récord deportivo, están las leyendas, atletas que fueron más grandes que el deporte mismo, que con su carisma, su ejemplo y su imagen, transitan por generaciones, culturas, países e ideologías a través del tiempo.

 

No lo vi pelear, pero no es necesario haber nacido en los 40´s o en los 50´s, para entender el alcance global del oriundo de Louisville. No se necesita mucho para entender que Cassius Clay nació y se desarrolló en medio de la segregación racial, del odio, de la discriminación, de la ignorancia y la falta de igualdad a quienes hacía diferente su color de piel.

 

Ali era un profeta del deporte y no por tener una especie de clarividencia, sino porque trabajaba tanto, tenía un deseo insuperable de éxito, que sus puños cumplían lo que su boca gritaba. "Voy a enseñarles que tan grande soy”, gritaba Ali con una arrogancia que se sustentaba en dar un extra que no encontraban otros, porque la filosofía de leyendas como Muhammad Ali, no se encuentra en ganar, se haya en trascender, en dejar legado. Gracias a Ali es fácil entender que "los campeones no se hacen en los gimnasios, sino que están hechos de algo inmaterial, que tienen muy dentro. Un deseo, un sueño una visión”

 

Gracias a Ali sus rivales rozaban un poco de la inmortalidad y así fue como Chuck Wepner aguantó 14 rounds con el "más grande”, lo que inspiraría a un joven Sylvester Stallone para escribir Rocky.

 

Solo un hombre de principios inamovibles puede preferir ser enjuiciado y despojado de la máxima gloria deportiva, antes que combatir contra un hermano. El pueblo de Vietnam erigió una estatua de la figura de quien dijera "no iré a la guerra, porque los vietnamitas no me han hecho nada”

 

Ícono de la cultura mundial, Ali fue considerado por ESPN como uno de los tres mejores deportistas estadounidenses de todos los tiempos, compartiendo ese honor con Michael Jordan y Babe Ruth.

 

Cuando llega el final de la carrera deportiva y comienzan los honores, son los atletas quienes agradecen a su deporte por los éxitos, el reconocimiento, la gloria económica y deportiva, pero hay algunos, pocos, a quienes el deporte les está agradecido, son esas figuras que llegan primero a la mente cuando se nombre su disciplina deportiva.

 

Pensar en boxeo es pensar en Muhammad Ali, pero él fue más grande que el boxeo mismo. El deporte es un reflejo de la vida misma, de las altas y de las bajas que se tienen a lo largo de nuestro paso por esta tierra y como dijo Cassius Clay, "el servicio a los demás, es la renta que pagas por vivir en este mundo”. Pagó con creces su renta Muhammad Ali y dio el mejor servicio que se puede dejar a las generaciones, el ejemplo de lucha, de integridad, de ceñirse a sus principios, de aguantar los embates del rival y de la vida y de mostrarnos que "lo importante no es contar los días, sino hacer que los días cuenten”.

 

Nos enseñó que era el más grande de todos los tiempos.

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