Andanzas antropológicas

Restos óseos humanos arqueológicos

Por Mtra. Antrop. Fís. Martha Elena Alfaro C.*
jueves, 11 de agosto de 2016 · 00:00

La temporada de huracanes en la península de Baja California abarca un período aproximado de junio a octubre, durante este tiempo, los fenómenos atmosféricos y eventos naturales como lluvias torrenciales, fuertes vientos, paso de arroyos y/o reblandecimiento de sedimentos -que ocasionan deslaves o socavones en zonas urbanas o rurales-, promueven condiciones especiales, que favorecen el afloramiento superficial de huesos humanos de enterramientos prehispánicos o históricos.

    

Por lo cual consideramos prudente en esta ocasión, hablar  en este espacio un poco acerca de la importancia de los entierros humanos y los principales pasos a seguir en caso de un hallazgo fortuito de los mismos, ya sea después de un fenómeno natural, o mientras se realizan por ejemplo, modificaciones o remodelaciones en predios particulares o institucionales.

 

Debido a diversas circunstancias, en lo cotidiano nos es más fácil asimilar y/o identificar los objetos antiguos o edificios históricos como parte del patrimonio cultural, mientras que los restos óseos, en general no es un poco más complejo asociarlos como una evidencia clave del pasado cultural de nuestros ancestros.

 

Los esqueletos humanos son fuente primordial para el estudio de poblaciones antiguas, ya que son la principal evidencia física directa de las personas que vivieron en sociedades pretéritas, por lo mismo, son considerados legalmente como parte del patrimonio arqueológico cultural de una nación. Y en el caso de México, el INAH es el organismo facultado para la excavación, restauración, investigación y conservación de los restos óseos humanos de todo el país, para lo cual cuenta en cada estado de la república con una oficina regional y un importante grupo de especialistas para desempeñar esta invaluable labor.

 

A través de los esqueletos de los antiguos habitantes de la península podemos conocer no solo sus características físicas, si no también diversos aspectos de sus condiciones de vida, nutrición, actividades ocupacionales, impacto de las modificaciones en el modo de subsistencia a través del tiempo o la adaptación a las diversas presiones ambientales o la diversificación de patógenos, e incluso, en cierta medida es factible conocer algunos aspectos cosmogónicos o incluso parte de las dinámicas sociales a través de la adecuada lectura de los rituales y prácticas funerarias.

 

Cuando  de manera fortuita o casual se topa uno con restos óseos humanos, la primera acción a seguir es No tocar ni mover los huesos ni los objetos asociados (ya que se pierde información legal o invaluable del contexto arqueológico en su debido caso), eso implica que en el caso que este enterrado o semi enterrado No debe de terminar de desenterrarlos bajo ninguna circunstancia. Si se cuenta en el momento con una  cámara, es conveniente toma un par de fotos del hallazgo, sin tocar nada y si es posible tomar lo más detalladamente posible notas referencias claras de la ubicación de los materiales.  

 El paso siguiente es notificar a las autoridades competentes municipales, estatales y federales para que se hagan cargo del registro académico y seguimiento del caso. Dichas dependencias enviarán a un equipo especializado de investigadores judiciales y antropológicos, quienes dictaminaran el estado de conservación de los materiales, la antigüedad y la pertinencia jurídica de los mismos. En Baja California, hay dos oficinas del INAH, una localizada en la ciudad de Mexicali y otra en la ciudad de Ensenada en la ex aduana marítima. Ubica la más cercana a ti, vuélvete custodio honorario de nuestro patrimonio cultural del estado.

* Investigadora del Cinah-BC-BCS


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