DÍA DEL SEÑOR

Domingo XXXI Tiempo Ordinario Ciclo A

Por Padre Carlos Poma Henestrosa
domingo, 5 de noviembre de 2017 · 00:00

“En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: hagan y cumplan lo que les digan; pero no hagan lo que ellos hacen, porque ellos no hacen lo que dicen” (Mateo 23, 1-12).

En el Evangelio de hoy, Jesús, reprocha a los Fariseos, cuyo objetivo era la práctica de la ley de Moisés en la forma más estricta y detallada y que ellos mismos no cumplían lo que exigían hacer cumplir a otros, por eso el Señor los llama “hipócritas”

El pueblo vivía entre dos poderes absolutos que le ahogaban: la ocupación romana y el mal uso de Ley de Moisés. Era, sin duda, una situación muy angustiosa que es a la que quiere responder el Señor.

Lo más grave es que escribas, fariseos y saduceos habían cambiado la imagen de Dios. A lo largo del Antiguo Testamento se aprecia la ternura de Dios con sus criaturas, sus esfuerzos para atraérselos. Las pruebas del amor y generosidad del Padre están perfectamente claras en el relato del Libro del Éxodo. Les da de comer, hace salir agua, los defiende de las picaduras de las serpientes. El diálogo entre Moisés y el Señor es conocido. Dios siempre aparece conciliador y dispuesto a que su pueblo.

Pero fariseos y saduceos habían acuñado una falsa imagen de Dios, de rígida justicia y poca misericordia, coherente con la dureza de ellos mismos. Por eso Jesús quiere restaurar esa imagen de Dios, Padre bondadoso y no un justiciero alejado de sus hijos.

¿Cómo es tu fe en Dios? ¿En qué personajes de la historia del pueblo judío se ve reflejada tu fe? Sería bueno examinar nuestra relación con Dios y con el prójimo. Ojala que no seamos egoístas, dinereros, aduladores de los ricos y poderosos, dejando en segundo o último lugar a los más pobres y marginados de nuestra sociedad. La conducta de Jesús fue exactamente lo contrario: aunque quiso ser amigo de todos, mostró una especial predilección por los más pobres, frágiles y últimos de la sociedad.

¿Cuántas veces cargamos a nuestros prójimos con nuestras cargas, a veces reales, a veces inventadas por nosotros mismos? Dios desea que nosotros no carguemos de peso a los demás, sino que más bien les ayudemos a llevar sus cargas.

Por medio de nuestro ejemplo, los demás pueden llegar a conocer a Dios. Es por eso que debemos enseñar con nuestro ejemplo, Dios quiere el bien para todos; Dios es paciente, misericordioso y perdona a los pecadores, de esta manera, predicamos con nuestro ejemplo y sin utilizar las palabras. Sería mucho mejor si nuestra vida diaria incluye visitas a los enfermos; bondad por los abandonados; ofrecer apoyo a los que sufren necesidades, de esta manera la gente podrá ver la cara de Dios. Por lo tanto, si nuestra manera de ser expresa alegría y esperanza, estaremos revelando la voluntad de Dios en nuestra comunidad.

¿Empleo yo figuras para hacer que las personas piensen que yo soy importante? ¿Cuánto valoro yo mi imagen pública? Si tengo algún cargo ¿Abuso de mi autoridad? Señor: Ayúdame a ser esta vez un humilde servidor de los necesitados, así como Tú.

Es fácil ver la hipocresía de los demás, particularmente de los que tienen autoridad, pero necesito estar siempre vigilante acerca de mis propios engaños, las pequeñas mentiras que digo. Solo yo puedo cambiar. Señor, hazme vivir en forma transparente, en la verdad, en tu amor.

Que nuestro Padre Dios rico en Misericordia, los bendiga, acompañe y proteja siempre.

cpomah@yahoo.com

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