ANDANZAS ANTROPOLÓGICAS

La cremación humana en BC

Por Fernando Oviedo García*
jueves, 30 de marzo de 2017 · 00:00

El hombre desde hace miles de años ha realizado algún tipo de tratamiento al cuerpo de los individuos que mueren. Ya sea colocando objetos, flores, animales o personas como acompañantes al momento de depositarlo directamente en la tierra, en cuevas o tumbas construidas, también, ha puesto el cadáver en determinada posición y orientación, los ha embalsamado o envuelto, además, los ha depositado en ollas o expuesto al fuego con la intención de convertirlo en cenizas.
Los antiguos grupos indígenas de Baja California no fueron la excepción para darle tratamiento al individuo muerto. Eran grupos recolectores-cazadores-pescadores que tuvieron un modo de vida seminómada con campamentos semipermanentes de forma estacional en varios lugares a lo largo del año. Al final de la prehistoria de Baja California, en el denominado periodo de la Prehistoria Tardía (500 d.C. al contacto europeo), los grupos nativos emplearon básicamente la cremación o incineración, es decir, exponer el cadáver al fuego directo para que se consumiera hasta convertirse en cenizas.
Trabajos arqueológicos permitieron detectar la práctica de la cremación humana en diferentes lugares de la entidad, que cabe decir, son escasos y difíciles de localizar. A continuación exponemos tres ejemplos de los más importantes donde se practicó, uno de ellos es el sitio arqueológico El Vallecito, en La Rumorosa, el público lo conoce básicamente por sus pinturas rupestres, este sitio fue un gran campamento temporal de montaña en verano y la ocupación principal fue a finales de la Prehistoria Tardía y el Contacto europeo, hace 500 años y hasta el siglo XIX. Es el primer sitio en la arqueología del siglo XX de Baja California donde se detectó esta práctica funeraria, y además fueron tres áreas donde se llevó a cabo, en el Resguardo El Diablito, el Resguardo El Tiburón y en el Área Ceremonial Kumiai, en estos lugares se tuvo como evidencia material de esta práctica algunos fragmentos de huesos humanos con evidencia de exposición al fuego en tonalidades color  café, negro o blanco, entre ellos se pudo identificar corresponden a piezas anatómicas como fémur, cráneo, falanges y costillas.
Otro de los lugares fue en el paraje denominado La Choya, en el área de Ojos Negros, al este de las afueras de la ciudad de Ensenada, aquí se localizó una cremación humana depositada en lo que fue una olla de barro, esta se acompañó con algunas piezas como manos de metate y una pipa de barro, seguramente objetos empleados por el personaje en vida. La evidencia detectada fueron fragmentos de hueso humano expuestos al fuego y en color blanco, entre los restos se identificaron fragmentos de mandíbula, piezas dentales, cráneo, costilla, falanges y vertebras, entre otros. El tercer ejemplo con evidencia de cremación humana se localiza en  el conchero El Morro, al sur de Rosarito y sobre el Pacífico, fue un sitio estratégico para aprovechar recursos marinos; presenta dos ocupaciones temporales, durante el periodo Arcaico desde al menos 3,700 años y en la Prehistoria Tardía de hace unos 1,000 años, que es para este tiempo donde corresponden los restos de cremación humana localizados y acompañados con un caracol marino de un collar o pulsera que portaba el individuo. Aquí se localizaron escasos restos óseos humanos expuestos al fuego y de color blanco, los fragmentos corresponden a huesos largos y a un molar.
En documentos etnohistóricos se habla de esta práctica ritual dada al cuerpo de los fallecidos, ahora, la Arqueología tiene la tarea de exponer la cremación humana como una particularidad de los antiguos Californios.

*Investigador del Inah-BC


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