ANDANZAS ANTROPOLÓGICAS

Los Kumiai y el Tiempo

Por Fernando Oviedo García*
jueves, 8 de junio de 2017 · 00:00
Los antiguos habitantes del noroeste de Baja California fueron los Kumiai arqueológicos que estaban estrechamente ligados a su medio ambiente. Eran un grupo seminómada de recolectores, cazadores y pescadores que cubrían en sus recorridos un gran territorio con diversos ambientes, lo cual les permitía vivir estrechamente con la naturaleza y estar conscientes de los cambios anuales en el ambiente. El paso del tiempo lo observaban en la naturaleza y estaban al tanto de ello continuamente, desarrollaron mecanismos "calendáricos” para observar este transcurrir, que empleaban para comenzar a recolectar algunos alimentos y celebrar ceremonias. Los Kumiai sabían perfectamente que después de una temporada fría e incluso con presencia de nieve en las montañas, le seguiría una más benigna y con temperaturas más cálidas donde se renovaría la cubierta vegetal de los montes y habría mayor presencia de animales para la cacería.
Los meses de primavera y verano en los valles y tierras interiores son tiempos donde maduran las especies vegetales y se reproducen los animales, tiempo de gran actividad para los indígenas donde recolectaban y procesaban bellotas, tunas, nopales, agave, frutos y semillas silvestres, productos básicos de su alimentación, la cual se complementaba con la cacería de liebres, conejos, ardillas y ratones de campo, así como del venado cola negra o bura. El verano era una época donde los habitantes que vivían en la costa y los valles subían a los bosques de las montañas para recolectar piñón entre los meses de agosto y septiembre. Este producto contiene una cantidad importante de proteínas y grasas ideales para la dieta de quien lo consumía.
La época invernal en la montaña era un periodo donde escaseaban los alimentos, los frutos, semillas y especies vegetales "desaparecían” literalmente de los campos, lo mismo sucedía con los animales, ya no se veía a la liebre y al conejo saltar por los pastizales, ni a la ardilla trepar en los pinos, las especies para cacería disminuían drásticamente, además, eran días fríos y cortos, es decir, con menos tiempo de luz solar. Antes de iniciar el invierno, los grupos que habían ido a las montañas a instalar campamentos temporales de verano para recolectar piñón, cazar y realizar ceremonias, sabían que tenían que retornar a los valles y a la costa, ya que no era factible continuar en esos lugares por el ambiente frío que estaba por llegar. Durante el invierno la vida en la montaña era difícil, con escasez de alimento, tiempo frío, lluvias y nevadas constantes que no podían soportar viviendo solo en resguardos rocosos o en sencillas enramadas, con escasas prendas de vestir y calentándose con pequeñas fogatas.
Los grupos en la costa, a diferencia de los que vivían en los valles o en la montaña, tenían  recursos alimenticios en "abundancia”, solo en pocas ocasiones disminuían, pero entre tanta diversidad que ofrecía el mar, encontraban lo suficiente para alimentarse. En este ambiente, los Kumiai pescaban, recolectaban moluscos y cazaban mamíferos marinos, complementando su alimentación con recolección de vegetales. La abundancia y diversidad de recursos en este ambiente propició que en un tiempo las costas fueran lugares preferidos para vivir.

Sin duda, los antiguos indígenas del noroeste convivieron eficientemente con la naturaleza, conocían el transcurrir de las estaciones del año y desarrollaron mecanismos para "medir” el tiempo, entre otros muchos conocimientos y algunos que se han perdido al paso del tiempo y que solo fueron "testigos mudos” de ellos los grandes bloques de roca granítica, los pinos de la montaña, los encinales de los valles y el inmenso mar de las costas.

 

*Investigador del Cinah-BC


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