Desembarca Jorge Marín en Bellas Artes

AGENCIA REFORMA
Ciudad de México

El desembarco está pactado para las 3:30 horas del jueves. En la penumbra de la madrugada, con el frío de diciembre adherido a los huesos de quienes ahí se congregan, una barca de bronce está por encallar.

Es tan temprano -o tan tarde- que nadie ha llegado todavía a despertar a una decena de indigentes que duermen pegados cuerpo con cuerpo, cubiertos por mantas, periódico y cartón, en la entrada principal del Palacio de Bellas Artes.

Si no fuera por el grupo de cámaras que sigue la operación de cerca, la escasa iluminación daría a todo aquello la apariencia de algo clandestino. Todo lo contrario: desde hace cinco años, con sus respectivos tiempos burocráticos, que el escultor Jorge Marín planeó llegar ahí, a las puertas de Bellas Artes.

“La intención es una fotografía de mi momento histórico que estoy compartiendo con mi ciudad y con esta población”, había explicado Marín el día anterior, en entrevista, en uno de sus dos estudios en la colonia Roma.

La pieza se llama “El ruido generado por el choque de los cuerpos” y consta de la embarcación de siete metros de largo y su tríada de ocupantes, dos hombres y una mujer, inmóviles y amortajados.

La pieza fue inaugurada formalmente hacia el medio día, y permanecerá ahí hasta marzo de 2018.