CULTURA

Danza Elisa por México en salón

La primera bailarina del Ballet de la Ópera de Berlín visitó la Ciudad de México donde fue recibida por pequeñas entusiastas del arte
sábado, 13 de enero de 2018 · 00:00

AGENCIA REFORMA
Ciudad de México

Una larga hilera de niñas en chongo, con abrigadoras chamarras, calentadores de pies y zapatillas al hombro se ha formado afuera del Salón Los Ángeles. Aguardan, no sin cierto nerviosismo, la hora para ingresar.

Al pasar frente al recinto de la Colonia Guerrero, un taxista reduce la marcha y arquea la ceja: éste no es el grupo de habituales.

Las niñas y las muchachas van llegando poco a poco hasta llegar a 100. El salón, devenido en academia de danza, abre sus puertas y se revela como nunca: con tres filas de barras de ejercicio a lo largo de su legendaria pista para una clase de ballet.

“Es un gran gusto. A Los Ángeles le encanta cuando suceden cosas extrañas aquí”, dice sonriendo Miguel Nieto, propietario, mientras le echa un vistazo al lugar.

Por primera vez
En esta tarde de jueves, los afiches en las paredes del mítico recinto no anuncian a orquestas danzoneras o Big Bands, sino a Elisa Carrillo, primera bailarina del Ballet de la Ópera de Berlín, con su proyecto Baila por México.

Habrá, desde luego, un gran baile, pero primero una clase de ballet. “Siendo mexicana en el extranjero, es un modelo a seguir importante”, celebra, en la fila para entrar, la bailarina Valeria Ruiz, de 17 años, acompañada de tres amigas también en traje de clase.

“Es la primera vez que realmente puedo estar aquí para algo que creo que puede ayudar a muchos mexicanos, la oportunidad de bailar y disfrutar esta bella noche”, había dicho Carrillo poco antes de la apertura de puertas, contenta por la clase y el bailongo que habrá de desatarse.

Tan pronto entran, las alumnas, en su mayoría entre los 8 y los 18 años, pero también algunos muchachos y señoras de la tercera edad, se apropian de las barras.

Los primeros estiramientos se hacen al ritmo de Son de la loma, El cuarto de Tula y Chan chan.

Junto a la barra que acostumbra a servir tragos fríos -no esta vez- se ha colocado, para quien haya olvidado su equipo, un puesto de venta de zapatillas, calentadores y, claro, fotografías de Carrillo para la copiosa fila de admiradoras en busca de un autógrafo.

La bailarina cumple su promesa de conducir un calentamiento tal y como ella lo hace al inicio de cada jornada en Berlín.

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