CULTURA

Conquista Álvarez al público japonés

Luego de 6 años en el Ballet de Hamburgo, el bailarín mexicano dejó su zona de confort para probar suerte como el primer extranjero en el Ballet de Tokio
jueves, 1 de agosto de 2019 · 00:00

AGENCIA REFORMA
Ciudad de México

Descubrió en el Ballet de Hamburgo, dirigido por John Neumeier, y quizás alentado por él, que era capaz de expresarse no solo como bailarín, sino también como coreógrafo. Y, movido por ese imperioso deseo de crear, pegó un salto al vacío.
Después de seis años con la agrupación alemana, el mexicano Braulio Álvarez, hoy con 29 años, dejaba su zona de confort para irse a probar suerte a Japón, donde se convertiría en el primer extranjero en el Ballet de Tokio, la compañía más antigua del país del sol naciente, fundada en 1964.
A pesar del trabajo arduo, pero con menos funciones como bailarín, dispondría ahí de mayor tiempo para crear coreografías tanto para la agrupación como para su escuela.
En Hamburgo ya había concebido su primera pieza, Niños en la playa, como un requisito para graduarse de la academia de la compañía alemana. Era una lectura crítica contra los moldes impuestos a los menores en el hogar y el colegio, y había que preguntarse ‘¿quién eres?’ y ‘¿por qué estás dónde estás?’, y hallar entonces el propio camino.

Lee a la audiencia local
En entrevista, Álvarez (Ciudad de México, 1990) cuenta que trabaja con el Ballet de Tokio hasta con cinco o seis coreografías al mismo tiempo. Y este año, la agrupación baila una pieza suya por tercera vez y su escuela ha montado cuatro de sus obras. Además, por iniciativa suya, la agrupación estableció una función donde bailarines de la compañía podían mostrar sus creaciones propias. Una idea que trajo de Hamburgo.
Sin embargo, como coreógrafo, ha debido aprender a leer a la audiencia local, que es más conservadora.
Pero nada ha sido fácil, y su arribo a la agrupación, incluso, no fue del todo tersa. Él, que venía de una compañía prestigiosa en Europa, se veía de pronto, como recién llegado, en tareas de limpieza o con el encargo de llevar los vestuario a los camerinos antes de cada función. Y había que asimilar las normas y tradiciones que rigen a la compañía, el cómo comportarse y dirigirse a los bailarines de mayor tiempo.
Ahora alista una nueva pieza con el Danzón No. 2 del compositor mexicano Arturo Márquez, a partir de una versión que dirigió su prima, la directora de orquesta Alondra de la Parra, y donde se asoma a las mitologías japonesas a través de una mujer-demonio que devora hombres.

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