Virtuosidad sin límites

AGENCIA REFORMA
Monterrey, N. L.

La octava edición de la Monterrey International Ballet Gala, que se realizó por primera vez vía online, demostró que no fue necesario reunirse en un teatro para disfrutar del arte de la danza.

Ante la pandemia de Covid-19, el equipo de este evento anual superó el reto de brindar una función vía Zoom, entregando un mosaico de expresiones corporales exquisito y original.

Fue un orgullo presenciar el talento regiomontano a la par de grandes nombres en el mundo de la danza. Es el caso de Rocío Alemán, solista del Stuttgart Ballet, quien destacó por su plasticidad y presencia en “Otros mundos”, coreografía de su autoría y de Rosario Murillo.

Katia Carranza, bailarina principal del Miami City Ballet, se mostró coqueta y fresca, luciendo sus líneas en una pieza de Eduardo PI.

Y Blanca Ríos, primera bailarina de la Compañía Nacional de Danza, sacó el máximo provecho del espacio, adaptando su destreza técnica a angostos corredores, paredes y muebles arrinconados. Deleitó con otra creación de Murillo.

Javier Moreno, el cuarto regio de la función e integrante de La Imperfecta Compañía, hizo gala de su excepcional habilidad para utilizar cada músculo de su cuerpo, desde los dedos de los pies hasta la espalda y el pecho.

Dan cátedra
Cátedra de virtuosismo, originalidad y capacidad de ser artistas en cada momento, incluso en el supermercado, dieron Sebastián Vinet, bailarín independiente; Shuaib Elhassan, del Alonzo King Lines Ballet; Serafín Castro, del Ballet Arizona; Pablo Fermani, de la Compañía Nacional de Danza Contemporánea, en Argentina, y Joseph Gatti, director artístico del United Ballet Theatre.

Con un lenguaje más clásico, los colegas de la Compañía Nacional de Danza Yoalli Sousa y Argenis Montalvo brindaron creaciones más íntimas en donde explotaron su capacidad de ligar los movimientos de manera orgánica y fluida.

Adji Cissoko, del Alonzo King Lines Ballet, y Yue Shi, del Royal Winnipeg Ballet, enviaron piezas de su autoría que dejaron en claro la conciencia que tienen de sus bellísimas líneas.

Ella se mostró en control de su cuerpo en una creación que demandó estabilidad de plomo. Él, aprovechando un espacio amplio y al aire libre, destacó por su estética corporal en los grandes saltos.

Manuel Vignoulle y Stephanie Williams, de M Motions y el American Ballet Theatre, respectivamente, sacaron lágrimas y suspiros. Fue un deleite ver tal fuerza y trabajo de partneo que hizo imposible saber dónde comienza el cuerpo de cada uno.

La otra pareja fue la de los esposos Victoria Jaiani y Temur Suluashvili, del Joffrey Ballet, quienes mantuvieron esta cualidad de trabajo en conjunto, donde el ritmo, las pausas y el movimiento conformaron el lenguaje que solo habla una verdadera dupla.

Cuando se cree que la Monterrey International Ballet Gala ya brindó suficientes sorpresas, la edición pasada comprobó que siempre encuentra maneras de impresionar, poner al alcance del público números de calidad mundial y dar a los bailarines un espacio para la expresión de su arte.