Meta Deportiva
Miscelánea beisbolera III
Entre las tantas cosas que se dicen del beisbol, una de ellas es que es el único deporte en el que el equipo a la defensiva tiene el control de la pelota
Héctor Barrios Fernández/COLABORACIÓN
Ensenada, B. C.
Qué de cosas tiene el beisbol.
Se dice que es el único deporte en el que el equipo a la defensiva tiene el control de la pelota.
Como lanzador se puede ponchar a 23 bateadores, como el “Zurdo” Alfredo Ortiz y al final cargar con la derrota porque en la última entrada le conectan de cuadrangular.
Pudiera lanzar juego perfecto por doce entradas como Harvey Haddix y perder el juego en la treceava.
Como bateador, se puede conectar una poderosa línea y ser atrapada por un jugador a la defensiva.
En cambio puede hacer muy mal contacto con la pelota, conectar un “tornillito”, un “machucón” rayando en lo ridículo y el batazo se convierte en hit.
Regularmente el equipo con mejores lanzadores y mejor bateo se lleva la victoria, pero no siempre es así.
Pues bien, los Piratas de Pittsburgh y los Yanquis de Nueva York, se vieron las caras en la Serie Mundial de 1960.
Los favoritos Yanquis anotaron 55 carreras en esa serie, los Piratas solamente 27, los Yanquis conectaron 10 cuadrangulares, los Piratas cuatro, los Yanquis promediaron .338 de bateo, los Piratas .256 y así por el estilo en otros departamentos de bateo y pitcheo.
Todo para que al final los Piratas ganaran la Serie Mundial 4 juegos a 3 con el famoso cuadrangular de Bill Mazeroski en el séptimo juego.
CUADRANGULAR CON BASE LLENA
El juego más largo en el beisbol profesional duró 33 innings.
Los Medias Rojas de Pawtucket se enfrentaron a los Red Wings de Rochester de la Liga Internacional AAA.
En 8 horas con 25 minutos se jugaron 32 innings entre el 18 y 19 de abril de 1981, quedó suspendido a las 4:07 a.m. y lo concluyeron el 23 de junio del mismo año en solamente 18 minutos.
Quien rompa el récord de más juegos seguidos lanzados sin hit ni carrera, deberá lanzar tres.
Johnny Vander Meer, lanzó dos de ese tipo.
Uno el 11 de junio de 1938 contra la Abejas de Boston, hoy Bravos de Atlanta y el otro en su siguiente salida cuatro días después contra los Dodgers de Brooklyn.
Fernando Tatis de los Cardenales de San Luis, nunca había conectado un cuadrangular con las bases llenas (Grand Slam), para reponerse un poquito, el 23 de abril de 1999 en el estadio de los Dodgers, conectó dos en la tercera entrada, contra el mismo lanzador que fue Chang Ho Park, produciendo ocho carreras.
PARTIDOS GANADOS Y NOMBRES RECUPERADOS
¿Será o no será? Se comenta que a Mario Moreno “Cantinflas” con cierta frecuencia se le veía en juegos de los Tigres del México en compañía de su compadre Alejo Peralta, quien desde su palco ordenaba al manejador Chito García la jugada que debía hacerse.
Sin más Chito obedecía.
Si ésta resultaba, Peralta le decía a Cantinflas: “¿Vio compadre? Que buen manager soy”, pero si la jugada no resultaba, sólo movía la cabeza negativamente mostrando su desaprobación y comentaba: “Caray compadre, a ese Chito no se le quita lo tarugo”. Un reportero le preguntó a Francisco “Paquín” Estrada que si cuál era la razón por la cual los Tomateros estaban en buena racha.
El buen Paquín contestó que: “Lo que pasa es que estamos anotando más carreras que los contrarios”.
Sin duda nada que discutir.
“Prueba de todo es que cuando finalmente bateé el cuadrangular 400, me sentí como nuevo. Hasta recuperé mi nombre y finalmente volví a ser Nelson Barrera. Antes ya no sabía ni cómo me llamaba.”
ANÉCDOTAS ÚNICAS
Sonaba muy insistentemente que los umpires escuchaban los juegos en los que trabajaban, que usaban un pequeño radio de transistores con un discreto audífono.
El empalmense Pancho “Zurdo” Alcaraz, quien fuera tremendo lanzador amateur y después se convirtiera en un buen umpire, hacía su trabajo por los rumbos de la segunda base.
En una jugada muy cerrada, marca seif.
El cronista de radio en ese juego, después de describir detalladamente la jugada dice: “Por cierto, un saludo para el ampáyer de segunda, Francisco Alcaraz”.
Acto seguido, Alcaraz fija su mirada en la cabina de radio y levanta la mano en señal de saludo al cronista. ¿Será?
Como dijera el gran Héctor Espino: “¡Difinitivamente!”, cosas que solamente encontramos en el mundo del beisbol.
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