Meta Deportiva

COLUMNA: CORRIENDO SIN PRISA

Por: Jesús muchacho Peralta
jueves, 9 de septiembre de 2021 · 00:10


El valor a la vida
A escaso menos de un mes de que hayan terminado los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, en donde después de que decenas de deportistas mexicanos participantes hayan logrado tan solo cuatro preseas de plata, ha dejado abierta la pregunta como cada cuatro años; ¿Qué es lo que necesitan nuestros deportistas Olímpicos para poder obtener tan anheladas preseas en los próximos Juegos Olímpicos del 2024?

Para sorpresa de muchos, en los recientes juegos Paralímpicos Tokio 2020, los atletas nacionales que sufren de alguna discapacidad le dieron la muestra al mundo entero obteniendo para México 22 preseas: siete de oro, dos de plata y 13 de bronce, logrando la admiración de muchos.

Ambos resultados han sido de gran comparación observando lo bueno y lo malo, siendo analizados no solamente por los expertos del deporte sino también por la población que emocionalmente ha sido afectada por el Covid-19 y lo que ello ha ocasionado en su entorno.

Lamentablemente, con respecto a los deportistas Paralímpicos, algunas personas han comentado que ellos ganan porque no tienen competencia, porque solo van tres de su disciplina, que está “papita” la cosa y un sin número de comentarios absurdos. Para quienes han tenido la oportunidad de convivir de cerca con estos deportistas, saben que su sacrificio es doble para llegar a ganar una eliminatoria y poder obtener el anhelado lugar para ir a representar al país.

Es cierto que nuestros deportistas tanto Olímpicos y Paralímpicos no tienen el apoyo necesario por parte del gobierno; menos se tienen las condiciones necesarias en materia de edificación, material deportivo, apoyo económico, e incluso en algunas partes no se cuenta con personal especializado para poder prepararse lo necesario y llegar a un nivel competitivo olímpico; no solo en lo físico, sino emocional y saludable, sino donde se prepare al atleta como figura deportiva y de ejemplo ante la sociedad, en vez de prepararlo como el negocio y comercialización del atleta como imagen monetaria.

OPORTUNIDAD DE VIDA
Al final de ambas competencias olímpicas de este año la pregunta sigue siendo la misma, ¿por qué el atleta olímpico no pudo obtener la presea y un paralímpico sí? Quizás porque la mayoría no ha visto, sentido o vivido en carne propia y en realidad la necesidad de darle el “valor a la vida”. Algo tan sencillo y que día con día tenemos la oportunidad de hacer y que por muchos no se ha tomado en cuenta. Un atleta paralímpico, sea cual sea su característica, ha sido bendecido con una oportunidad de vida a la cual se aferra, disfruta, analiza y sobre todo demuestra con fortaleza, disciplina y perseverancia a los demás de que las cosas se pueden lograr ante ciertos factores circunstanciales que no puede tener.

Para que puedas entenderlo, te reto a hacer la prueba realizando a elección uno de estos ejemplos:

Cubre muy bien tus ojos, de tal manera que no puedas ver y después que alguien inmovilice uno de tus brazos, pegado a tu abdomen, inmoviliza una de tus piernas, olvida que existen.

Siéntate en una silla de ruedas y no te levantas de ella por tu cuenta.

Cuando hayas elegido realizar una de estas acciones, entonces te invito a que trates de realizar tus actividades diarias tan sólo por 48 o 24 horas. Al término del plazo te darás cuenta que aún con dinero, con material deportivo, con buen entrenador, con un trabajo y con familia, se tendrá una visión diferente a la vida. Entonces aprenderás a darle “el valor a la vida” y entenderás esas ganas de sobresalir en cualquier aspecto, como esos deportistas paralímpicos lo han hecho.


 

 

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