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Tiene Arabia Saudita sorpresivo inicio en el Mundial

El quinto y quizás último intento de Lionel Messi de conquistar el único gran título que le falta, arrancó de manera equivocada al caer 2-1 ante los saudíes
miércoles, 23 de noviembre de 2022 · 00:00

AP
Lusail, Qatar

Arabia Saudita dio el primer gran golpe en la Copa Mundial al vencer 2-1 a la favorita Argentina, rompiéndole un invicto que venía desde más de dos años y comprometió el futuro de la Albiceleste en el torneo.
El quinto y quizás último intento de Lionel Messi de conquistar el único gran título que le falta arrancó de manera torcida, haciendo evocar el recuerdo de la derrota 1-0 de la Argentina de Diego Maradona, defensor del título, contra Camerún en el partido inaugural del Mundial de Italia 1990 y probablemente pueda incluirse entre los mayores papelones en la historia del futbol argentino.
“La verdad (estamos) muertos, un golpe muy duro porque no esperábamos arrancar de esta manera”, admitió el capitán argentino en la zona mixta del estadio Lusail. “Confíabamos en arrancar bien, ganar, con los tres puntos que como hablamos antes del partido te daban tranquilidad. Pero este grupo se destacó siempre por la unión, la fortaleza y es el momento de estar más unidos que nunca”.
Argentina, que nunca había caído ante un equipo asiático en una Copa del Mundo, se puso al frente temprano por un penal de Messi, pero los Halcones Verdes rompieron con todos los pronósticos al dar vuelta el marcador en un lapso de cinco minutos al comienzo de la segunda parte con los goles de Saleh Alshehri y su capitán saudí Salem Aldawsari.
“Hoy, todas las estrellas se alinearon a nuestro favor”, declaró el técnico de los saudíes, el francés Hervé Renard. “Una victoria que quedará para la historia”.
México y Polonia, los otros equipos del Grupo C, jugaban más tarde por la misma zona.
Argentina, campeón en 1978 y 1986, había perdido por última vez en un debut mundialista justo ante Camerún. Fue además la primera derrota del equipo de Lionel Scaloni tras encadenar un invicto de 36 partidos desde julio de 2019.
“No hay excusas. Vamos a estar más unidos que nunca”, prometió Messi. “Este grupo es fuerte y lo ha demostrado. Es una situación que hace mucho tiempo no nos tocaba pasar. Ahora hay que demostrar que este es un grupo de verdad”.
Argentina había llegado a Qatar vista por sus rivales como un equipo a respetar tras la conquista de la Copa América en 2021 y con récord nacional de partidos invicto.
La duda estaba puesta sobre el físico de sus jugadores y cómo responderían la mayoría de sus futbolistas que jugaban por primera vez en una Copa del Mundo.
La derrota brindó respuesta a ambas.
Argentina había tomado la ventaja en el inicio del encuentro luego que el árbitro esloveno Slavko Vincic sancionó un riguroso penal — vía el VAR — por una infracción de Saud Abdulhamid sobre Leandro Paredes tras un tiro de esquina.
Messi se redimió del penal que había fallado hace cuatro años en el debut ante Islandia en Rusia con un suave remate de zurda al lado opuesto al que se tiró el arquero Mohammed Alowais. Fue el tanto número 92 de la Pulga en 167 partidos con su selección, de los cuales cosecha siete en Copa del Mundo.
A los 35 años, el astro se convirtió además en el primer futbolista argentino en disputar cinco mundiales luego de participar en Alemania 2006, Sudáfrica 2010, Brasil 2014 y Rusia 2018.
Las virtudes que llevaron a considerar a la Argentina como seria aspirante al título brillaron por su ausencia el martes. Al equipo le faltó intensidad, fluidez y precisión en el ataque para aprovechar el adelantamiento de la última línea de los Halcones Verdes, en parte porque Paredes y Rodrigo De Paul no pudieron marcar el pulso del mediocampo.
La defensa, sobre la que se forzó el largo invicto, no dio garantías, especial Romero, junto al lateral izquierdo Nicolás Tagliafico de los peores rendimientos en la cancha.
El equipo de Scaloni incurrió en casi una decena de posiciones adelantadas, con tres goles que fueron anulados debido a ello.
“Preparamos el partido sabiendo que ellos salían con una defensa adelantada. Los offside fueron milimétricos”, comentó Scaloni.
El técnico argentino mantuvo un discurso con tono sereno en el que recalcó que no subestimaron a los saudíes. “El futbol es así y el Mundial tiene otras cosas”, dijo Scaloni.
Los saudíes, que en la primera parte no tuvieron remates al arco, tomaron desprevenida a la defensa albiceleste tras la reanudación.
Saleh Alshehri le ganó el mano a mano al zaguero debutante Romero y selló la igualdad a los 49 minutos con un zurdazo cruzado, en el que dio la sensación que el arquero Emiliano Martínez podría haber hecho más.
Con una Argentina tambaleante, el capitán saudí Aldawsari clavó un derechazo en el ángulo ante la pasividad de De Paul y Paredes para bloquearle el remate a los 53.
Mientras sus hinchas, que acabaron imponiendo mayoría el verde de sus casacas en las tribunas del estadio Lusail, deliraban, en el campo de juego varios jugadores saudíes se tiraron al piso en posición de rezo.

Apurado por las circunstancias, Scaloni metió tres cambios de un plumazo, entre ellos el ingreso del zaguero Lisandro Martínez por Romero, quien venía de una prolongada inactividad por una lesión. Pero las variantes, con Julián Álvarez y Enzo Fernández en cancha, no cambiaron el espíritu de un equipo que sintió el golpe.
En el otro lado, se agigantó la figura del arquero Alowais, un pilar de una de las mayores sorpresas en la historia de los mundiales.
Como reflejo de la confusión de Argentina, Messi ejecutó un tiro libre varios metros por encima del travesaño a diez minutos del final. El guardameta saudí luego le contuvo un cabezazo de gol.
La Albiceleste enfrentará el próximo sábado a México en el mismo escenario de este martes.
“Antes del partido nos daban como favoritos, pero en un Mundial pueden pasar estas cosas”, remarcó Scaloni. “Todavía tenemos dos partidos y los vamos a sacar adelante”.

SE DESATAN GIROUD Y MBAPPÉ
Francia sabe carburar sin Karim Benzema.
Tras perder por lesión a su fenomenal delantero y reciente ganador del Balón de Oro, Francia confirmó que tiene recursos de sobra para aniquilar a sus oponentes. Kylian Mbappé firmó un gol y aportó la asistencia en la segunda anotación de Olivier Giroud para que los defensores del título vapuleasen 4-1 a Australia.
Les Bleus remontaron dando una gran exhibición de contundencia, avalando la apuesta ofensiva de su técnico Didier Deschamps, poniendo de inicio juntos a Mbappé, Giroud, Antoine Griezmann y Ousmane Dembélé.
El doblete de Giroud le dejó empatado con Thierry Henry como los máximos goleadores de la selección de Francia, ambos con 51 conquistas. Lo logró al cabecear un centro de Mbappé a los 71 minutos.
Tres minutos antes, Mbappé cabeceó al fondo de la red un centro de Dembélé desde la derecha y comenzar este Mundial como terminó el previo — con un gol. El atacante de 23 años se arrodilló y estrenó un nuevo festejo, poniéndose una mano en la espalda y un dedo en la frente.
Craig Goodwin puso en ventaja a Australia al empalmar el centro de Mathew Leckie a los nueve minutos.
Francia supo reaccionar al encontrarse abajo en el marcador. El volante Adrien Rabiot definió de cabeza a los 27 y, cinco minutos después, habilitó a Giroud para su primer tanto en el duelo por el Grupo D.
La antesala del Mundial deparó para Francia un goteo incesante de malas noticias debido a varias bajas por lesiones. Benzema sufrió un desgarro en su muslo izquierdo en un entrenamiento el fin de semana pasado y fue descartado del Mundial.
 
FRENA TÚNEZ A DINAMARCA
Las selecciones árabes están dejando huella en el primer Mundial que se disputa en Oriente Medio.
Túnez frenó a Dinamarca, semifinalista de la Euro, que no pudo pasar del empate sin goles en su estreno en el Mundial.
Ante un estadio en el que los hinchas tunecinos eran mayoría, el país norteafricano probablemente mereció más, pero una experta atajada del arquero Kasper Schmeichel poco antes del descanso ayudó a Dinamarca a conservar las tablas.
Ya vencido sobre el césped luego de que Túnez lograse rebasar a la férrea defensa, Schmeichel levantó una mano para desviar un disparo de Issam Jebali, que juega en el Odense danés.
Fue el tipo de atajada que su padre, la leyenda del Manchester United Peter Schmeichel, solía realizar.
El partido supuso el regreso de Christian Eriksen a un gran torneo menos de un año y medio después de sufrir una parada cardíaca en un partido de la Euro 2020 con Dinamarca.
En su posición habitual de mediapunta, Eriksen realizó un peligroso disparo a puerta desde lejos en la segunda parte que el portero tunecino, Aymen Dahmen, tuvo que desviar.
Y en el saque de esquina que siguió, el remate danés golpeó el poste. Casi al final del encuentro, y tras revisar la jugada en video, el árbitro descartó un penal por una posible mano en el área tunecina que había puesto en peligro su buen resultado.
Dinamarca ha sido una de las selecciones más críticas con la celebración del torneo en Qatar y, durante el calentamiento previo, sus jugadores vistieron camisetas negras de marga larga sobre las oficiales, de color rojo, como homenaje a los trabajadores migrantes que fallecieron construyendo la infraestructura necesaria para el mayor torneo de selecciones del mundo.

La danesa era una de las selecciones europeas que tenían previsto usar el brazalete antidiscriminación de la campaña “One Love” antes de que la FIFA amenazase con sancionar con tarjetas amarillas a sus capitanes.
Pero Helle Thorning-Schmidt, ex primera ministra del país que ahora ocupa un cargo de responsabilidad en la federación danesa, acudió al juego vestida con un abrigo cuyas mangas recordaban sutilmente a un arcoíris.
Dinamarca tiene objetivos ambiciosos después de su actuación en la Euro el año pasado y de una fase de clasificación casi perfecta, mientras que Túnez aspira a superar al fase de grupos por primera vez en su sexta aparición mundialista.
Tras unos primeros juegos con poco ambiente, el gran número de hinchas tunecinos en las gradas del estadio de la Ciudad de la Educación hizo que el equipo norteafricano se sintiera como en casa. Los aficionados cantaron, tocaron tambores e hicieron sonar bocinas cada vez que su equipo tenía el balón, y silbaban ruidosamente cada vez que la pelota llegaba a las botas de los daneses.

 

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